Ahorritos y Manirrotos

Ceip Paradai (Foto: Xesús Ponte)
photo_camera Ceip Paradai (Foto: Xesús Ponte)

dice el refrán que «no hay mal que por bien no venga» y, por eso mismo, permítanme que les diga que, con esto de la crisis, nos estamos implicando más los ciudadanos en controlar el gasto público.

Hace unos días, sin ir más lejos, la Consellería de Medio Ambiente proclamaba la necesidad de ahorrar agua. Algo que, por cierto, no es nuevo, dado que los que tienen hijos pequeños en casa sabrán que, a poco que abras el grifo cuando te lavas los dientes, sale una vocecita por atrás recordándote que «¡no hay que gastar agua a lo loco!».

Sí, es cierto y en eso estamos. Por eso resulta extraño lo que nos comunicaba ayer una lectora, madre de un niño del Ceip Paradai. Según ella, durante toda la Semana Santa, los aspersores del colegio habían quedado funcionando para regar el césped del patio de Infantil. Un gasto inútil, decía ella. Un gasto evitable, pensé yo.

Esta mujer proponía, a cambio, que se le pusiese un suelo de corcho al patio y afirmaba que, en su momento, se lo planteó al equipo directivo, siendo rechazada su propuesta por cara.

Ahí estoy con el colegio, sí, poner un suelo de corcho en un patio escolar es bastante más caro que plantar césped y, quizás, menos ecológico. Pero, hay que reconocerlo, no habría que regarlo.

Darles de beber a las plantas es necesario, pero también puede salir caro si los aspersores no se cierran nunca, tal y como nos contaba nuestra lectora.

Recuerdo que, cuando yo era niña, corría todos los sábados por la mañana a recoger un tebeo que entregaban en una sucursal de la que es ahora Novacaixagalicia y entonces Caja de Ahorros de La Coruña y Lugo y Monte de Piedad. En ese tebeo semanal, había dos protagonistas: Ahorrito y Manirroto, una especie de Zipi y Zape en clave bancario. Ahorrito, como su nombre indica, ahorraba y controlaba el gasto. Manirroto, también haciendo honor a su nombre, lo malgastaba todo.

Permítanme que traiga, de nuevo, a Ahorrito y a Manirroto a esta crisis que nos azota, día tras día, con recortes y más recortes. ¡Menudo conflicto de identidad tendrían ahora dado que no sabrían ya si su propia ‘madre’ fue ahorrita o manirrota! Mientras tanto, está bien que los ‘recortados’ de a pie sigamos controlando el gasto público. Un gasto que, hasta hace poco, parecía que no era nuestro pero que ahora la crisis nos enseña que es más nuestro que nunca.

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