23 de los 847 prematuros nacidos en una década en Lugo pesaron menos del kilo

Un total de 847 niños nacieron antes de tiempo en el complejo hospitalario Xeral-Calde de Lugo en los últimos diez años y, por tanto, pasaron una temporada en la unidad de prematuros del complejo. De éstos, 23 no llegaban al kilo de peso. Al contrario del crecimiento generalizado en España del número de niños que llegan al mundo antes de cumplir las 37 semanas de gestación —pasando del 4% al 8% en los últimos cincuenta años—, los datos que maneja la unidad lucense demuestran que el peso relativo de los prematuros en el conjunto de los nacidos vivos tiende a reducirse.

En el año 2000, un 7,2% de los bebés nacidos en el hospital lucense fueron prematuros (90 de 1.236), mientras que, en 2009, ese porcentaje fue del 5,7% (83 de 1.451). De hecho, salvo alguna excepción (curiosamente llamativa en el caso del año 2007, único en el que la cifra de prematuros superó el centenar), también en términos relativos se redujo el número de pequeños que nacieron antes de tiempo.

La puesta en marcha de la Unidad de Prematuros del complejo lucense coincidió con la llegada al hospital en 1975 del que es ahora su coordinador, el doctor Carlos Somoza. La esperanza de vida de estos niños ha cambiado significativamente desde entonces. "Hoy en día pueden sobrevivir niños que antes era imposible que vivieran, gracias al mejor soporte de medios técnicos", dice. En cuestión de años, bebés de 23 o 24 semanas de gestación han pasado a considerarse viables, cuando antes estaban condenados desde el instante de su nacimiento.

El tiempo de permanencia en la Unidad de Prematuros está en relación directa con el peso del niño al nacer. Como orientación sirven las horquillas que explica el doctor Somoza: entre 2 y 2,5 kilos, 20 días; entre 1.500 y 1.999 gramos, un mes; entre 1.000 y 1.499, dos meses, y con menos de 1.000 gramos, tres meses. En la última década, de los 23 prematuros nacidos en el Xeral que no llegaban al kilo de peso; nueve no alcanzaron ni los 750 gramos.
Sin embargo, son las semanas de embarazo lo que determinan la madurez de los órganos del bebé y, por tanto, sus posibilidades de supervivencia y las secuelas que pueda llegar a tener.

Así, el doctor Somoza puntualiza que el 40% de los niños que nacen entre la semana 23 y 24, es decir los más pequeños que pueden llegar a ser viables, padecerán alguna consecuencia. "Pueden sufrir hidrocefalias, hemorragias cerebrales, retraso psicomotriz, llegando a tener discapacidad, también sorderas o alteraciones oculares, como la retinopatía del prematuro, que es frecuente...", apunta el pediatra.

Existen muchos condicionantes que pueden favorecer un parto prematuro o el nacimiento de un niño con poco peso, incluso aunque cumpla con todas las semanas de gestación. Diversas teorías apuntan que el incremento generalizado de nacimientos de prematuros puede estar relacionado con el hecho de que las mujeres den a luz a su primer hijo con más edad, al estrés de la vida actual y al uso más habitual de técnicas de reproducción asistida que pueden implicar embarazos múltiples y que esos niños nazcan antes de tiempo. "Por otra parte, la ingesta de alcohol influye en el hecho de que el niño tenga menos peso y deba pasar un tiempo en la incubadora, aunque el embarazo llegue a término", indica Somoza.

Al margen de que no tengan secuela física alguna, los prematuros suele ser de menor tamaño que otros niños de su edad. Al margen de eso, y pese a que muchos sí presentan secuelas, también se dan muchos casos en los que el hecho de nacer antes de las 37 semana no tiene consecuencia alguna.

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