Historia del cigarrillo (II)

El primer informe que advertía de los daños de fumar fue obra de Richmond Peral en 1928, pero nadie lo tomó en serio. En 1977 se logró llevar a juicio a siete grandes tabaqueras

SI EN LOS SIGLOS XVI y XVII se consumía tabaco molido en pipa (clases acomodadas) y de cigarro (clase baja) y en el siglo XVIII se extendía el consumo de rapé y polvo español, es en el siglo XIX cuando se empieza a consumir en forma de cigarrillo. Se comenta que tuvo su origen en la guerra entre Turquía y Egipto en 1832 cuando una granada turca destrozó las pipas de los soldados egipcios, ocurriéndoseles rellenar los cartuchos de sus fusiles con picadura de tabaco, creándose el primer cigarrillo. Fue en el XIX cuando James Bonsack diseña el primer prototipo de máquina de hacer cigarrillos, con el un trabajador podía hacer mas de 30 cigarrillos/día, triplicando la producción previa.

Los gobiernos rápidamente se dieron cuenta de que el comercio del tabaco supondría una notable fuente de ingresos en las arcas del estado mediante la aplicación de impuestos. En España, las Cortes el 9 de noviembre de 1920, decretaron su suspensión y en junio del 1922 dejaron las cosas como estaban antes por el descenso de ingresos de Hacienda. La explotación del tabaco se convirtió en un próspero negocio para las compañías arrendatarias del monopolio (Tabacalera SA) y el Estado.

En el siglo XX las técnicas de cultivo y procesado del tabaco mejoran y originan tal sobreproducción que lleva a las compañías tabaqueras a desarrollar campañas de márketing agresivas dirigidas a potenciar las ventas y ello lleva a generalizar el hábito de fumar. Fumar cigarrillos se convierte en una agradable costumbre para varones y mujeres atrevidas acorde a la mentalidad y estilo de vida de los locos años 20. Las empresas tabaqueras comienzan a usar la asociación de tabaco con modelos de comportamiento de personajes famosos (reales o de ficción) para aumentar el consumo de la población.

Existe una profunda relación entre el tabaco y la guerra. En la II Guerra Mundial el consumo del tabaco era tan masivo que las autoridades militares aliadas lo consideraron junto a los alimentos, bien de primera necesidad y era suministrado a las tropas, situación similar a la Guerra Civil española.

Enganchada la población al consumo del tabaco, los vendedores, para mantener beneficios, solo necesitaban maquillar las nefastas consecuencias que acarrea. Aunque varios estudios demostraban el daño del tabaco, incluso la propia profesión médica no se tomó en serio un estudio de 1928 de Richmon Peral sobre los daños del tabaco. En los 40 y 50 la industria cinematográfica estadounidense se convierte en el mejor promotor de las tabacaleras. Humphrey Bogart o Marlene Dietrich se convierten en modelos a imitar por adolescentes de la época; el hecho de que unos cuantos de ellos fallecieran por enfermedades relacionadas con el consumo del tabaco no tuvo ninguna repercusión el la sociedad.

BMJ publica que es el consumo del cigarrillo y no la contaminación la principal causa de incremento de mortalidad por cáncer de pulmón. A su vez se establece la relación entre tabaco e infarto agudo de miocardio. Pero la industria tabaquera combate estos hallazgos con publicidad y crea el Council for Tobacco Research, un comité de expertos que investigan las propiedades ‘saludables’ del tabaco.

En 1964, el ‘Informe Terry’ demuestra de forma inequívoca que el consumo del tabaco es la principal causa de muerte evitable en el mundo y que la nicotina tiene una alta capacidad adictiva, que posteriormente se confirma de mayor poder adictivo que la heroína o la cocaína.

A partir de esto, aparecen legislaciones mas restrictivas que inciden en anuncios, venta de cigarrillos a menores y lugares en los que se permite fumar y cantidad de nicotina y alquilan del cigarrillo, se comienzan campañas educativas y preventivas.

Pero el punto álgido se alcanza en 1977 en EE.UU. cuando las organizaciones médicas y sanitarias consiguen llevar a las siete grandes compañías tabaqueras americanas a juicio. A principios de los 80 se publica que los daños no solo son peligrosos para los que la consumen sino para los que se ven sometidos al humo ambiental. Surge el fumador pasivo y leyes que regulan el consumo en lugares públicos.

En 1993, Jeffrey Wigand, un ejecutivo despedido de una empresa de tabaco, saca a la luz informes internos secretos en las que se demostró que las multinacionales sabían que le tabaco producía cáncer y que la nicotina tenía alta capacidad adictiva y ocultaron la información.

En el siglo XXI se desarrollan numerosas medidas destinadas a la prevención porque se sabe que el 90% de fumadores prueban su primer cigarrillo antes de los 18 años siendo excepcional el inicio pasados los 25.

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