El bueno, el feo y el malo

El colesterol es un factor de riesgo cardiovascular alto sobre todo a partir de los 40 años. Se asocia a cardiopatía isquémica, a enfermedad cerebrovascular y a enfermedad vascular

EL COLESTEROL es una sustancia de grasa natural que está presente en múltiples mecanismos celulares del organismo. Interviene en la formación de ácidos biliares que participan en la digestión, a partir de él se forman hormonas adrenales e interviene en la formación de la vitamina D, es decir, es un elemento esencial en funciones vitales de nuestro organismo.

¿Por qué es un factor de riesgo cardiovascular? La hipercolesterolemia se define como cifras de colesterol por encima de valores que consideramos normales. Cuando las células son incapaces de extraer todo el colesterol funcionante, el excedente se deposita en la pared de las arterias formando las placas de ateroma, disminuyen su luz y comienza lo que denominamos arterioesclerosis. Es un factor de riesgo cardiovascular alto sobre todo a partir de los 40 años, se asocia a cardiopatía isquémica, a enfermedad cerebrovascular y a enfermedad vascular periférica. Está demostrado que aquellas personas con colesterol total de 240 mg/dl. tienen el doble de riesgo de sufrir un infarto de miocardio que aquellas con cifras de 200 mg/dl.

¿Colesterol malo y bueno? Es un término popular aunque correcto. Hablamos de colesterol malo al que está unido a proteínas transportadoras del colesterol de baja densidad (Low Density Lipoprotein-LDLc), este es el que se deposita en la pared arterial. Denominamos colesterol bueno al que está unido a proteínas transportadoras de alta densidad (High Density Lipoprotein-HDLc), estas recogen el colesterol sobrante y lo vuelven a llevar al hígado para su metabolismo, son lipoproteínas protectoras.

¿Qué síntomas da la hipercolesterolemia? El problema fundamental es que NO da síntomas. Solo vemos las consecuencias de sus efectos a largo plazo. Es aconsejable realizar una analítica de lípidos a todos los varones antes de los 35 años y en las mujeres antes de los 45 años. Si existen otros factores de riesgo o enfermedades genéticas del colesterol mucho antes.

¿Qué cifras son las recomendables y cuáles las que hay que tratar farmacológicamente? Lo que hacemos es un cálculo de riesgo cardiovascular individualizado a cada paciente para determinar los niveles de lípidos aconsejables para la prevención primaria, es decir prevenir en aquellas personas que no han sufrido infartos o ictus. Sin otros factores de riesgo, como regla general el colesterol total debe ser inferior a 200 mg/dl y el LDLc debe ser inferior a 130 mg/dl. En la prevención secundaria están más definidos los niveles deseables para impedir nuevos eventos cardiovasculares. El parámetro clave es el colesterol malo, el LDLc debe ser inferior a 70 mg/dl.

El control del colesterol es bastante deficiente en España. El 46% de los pacientes con hipercolesterolemia lo desconocen, aunque el 64% de estos reconocen que se hicieron analítica en el último año. El 76% de los pacientes con cifras elevadas del colesterol no han realizado cambios dietéticos y menos de la mitad realizan actividad física. Solo el 55% de los que han iniciado tratamiento farmacológico alcanzan las cifras deseables, este porcentaje es menor en pacientes diabéticos y aquellos que han sufrido un infarto de miocardio.

Existe en la sangre otro tipo de grasa que su papel en la arterioesclerosis está menos definido, son los triglicéridos. Las cifras recomendables deben ser al menos inferiores a 200 mg/dl y pueden causar desde pancreatitis a intervenir en la formación de placas de ateroma sobre todo cuando concurre con otros factores como la diabetes.

¿Cómo lo tratamos? La primera medida consiste en modificaciones del estilo de vida en cuanto a dieta, actividad física, control de peso y de otros factores de riesgo como tabaco y diabetes. La dieta se basa en alimentos como las frutas y verduras, legumbres, hortalizas y cereales integrales, pescado azul tres veces por semana, una ración pequeña diaria de frutos secos (cinco nueces o 15 gramos de almendras o avellanas), aceite de oliva y se permite un vaso pequeño de vino al día.

La medicación más utilizada son las estatinas que nunca sustituyen a las medidas dietéticas, sino que son complementarias. Un error frecuente es el «no hago caso de la dieta ya que tomo la pastilla del colesterol». Otro error frecuente es tomarla temporalmente; es una medicación permanente. Los controles analíticos que debemos hacer son inicialmente cada tres meses para ajustar la dosis a los niveles de colesterol deseable y para comprobar que no hay efectos secundarios de dichos fármacos.

Como siempre el objetivo primordial en medicina es la prevención. Controla el colesterol y cuidarás tu corazón.

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