"Los superhéroes se cruzaron en mi camino"

Ha dibujado a Batman para DC Comics y a Tormenta para Marvel
Alejandro Barrionuevo
photo_camera Alejandro Barrionuevo

Trabaja con papel y lápiz. "Soy totalmente analógico. La computadora me aburre". Así ha dibujado Alejandro 'Al' Barrionuevo (La Plata, Argentina, 1971) a personajes como Batman o Tormenta para los dos sellos de cómic más importantes del mundo: DC y Marvel. Estudió Diseño gráfico y Plástica en Argentina. Trabajó durante cinco años en el Ministerio de Economía de su país. "Trabajo de oficina puro y duro". En 2001, "antes de la crisis", se vino a España. Vivió en Madrid y en Barcelona antes de afincarse en Poio con su pareja, que es de Pontevedra. Eso fue en el año 2007. En su currículum figura haber dibujado a Los Vengadores, a Capitán Marvel o a los X-Men. Ahora mismo tiene una Poison Ivy en la exposición Wonder Woman que se puede ver en Madrid. Entre sus proyectos inmediatos, sacar adelante historias propias. "He recuperado las ganas".

¿Cómo empieza usted a dibujar?
Yo he dibujado toda mi vida. Estudié Plástica y en Argentina, en los 90, publiqué algo en una editorial pequeñita de Buenos Aires. Pero no tuve éxito. En un Expocómic de Madrid conocí a un dibujante, Ramón F. Bachs, del que me hice amigo. Yo iba mostrando mi carpeta de trabajos por esos salones. Todo el mundo me decía que sí, que muy lindo todo, pero no me daba trabajo. Fue Ramón el que me habló de su agente y le pasó mis dibujos. Unos meses después me llamaron por teléfono. Era David Macho, el agente de Ramón, que resulta que es uno de los más importantes de España. Me dice que le ha gustado lo que ha visto y que cree que lo podemos mover por Estados Unidos. Esto pasó a finales del 2002, cuando estaba viviendo de unos ahorros en una pensión humilde de Madrid. Ni siquiera quería dibujar superhéroes. Quería hacer otras cosas de ciencia fi cción, pero fue él el que me indicó que tirase por ahí. Le envié varias cosas y después de un tiempo me dijo que me había conseguido algo. Era un número de Superman que nunca se llegó a publicar.

¿Lo primero que hizo fue un número de Superman?
Sí, fue eso. Porque en el mundo del cómic hay números regulares, a cargo de los dibujantes habituales, y hay lo que se llama fill-ins, números que se le encargan a otros dibujantes para probarlos. En esta categoría entra mi Superman que, aunque finalmente no se publicó, le gustó al editor, que me siguió pidiendo otras cosas para DC Comics. Medio año después me encargaron una serie de Batman. Aún vivía en aquella pensión de mala muerte.


"Trabajo a mano. No utilizo tabletas ni nada parecido. Ni tengo ganas, ni me parece natural"


Estoy delante de un tipo que ha dibujado a Batman para DC Comics y a Tormenta para Marvel.
Sí, es así. Pero lo más importante de todo lo que he hecho, por lo que más me conocen, es por mi trabajo con Batman. Lo dibujé durante dos años. Ahora mismo es muy difícil que un dibujante esté tanto tiempo en una serie. Lo habitual es que esté cinco o seis meses haciendo lo que sea y luego cambie. Los van rotando. Por más que sean dibujantes estrella.

¿Y ahora qué hace?
Ahora ya no trabajo en series regulares. Hago cosas puntuales que me encargan. Lo último fue una cosa para Marvel, dibujando los lápices base de Jean Grey, un personaje de X-Men. También estoy trabajando para una editorial pequeñita, IDW. Hasta ahora siempre había trabajado para DC, Marvel o Valiant, un sello más pequeño, pero que paga bien. Ahora estoy en un momento de probar otras cosas. Y lo último que se publicó mío, hace apenas un mes, fue con IDW, ‘Archangel’. Estoy muy contento con este trabajo. Es una publicación muy interesante que estuvo nominada a los Premios Eisner, algo así como los Oscar del cómic. Aunque no por mí. La nominación llegó antes de que yo entrara, pero igualmente afecta a todo el equipo creativo del proyecto. Es una historia escrita por un autor muy importante del género de la ciencia ficción, William Gibson, el responsable de ‘Neuromante’, que está considerado el padre del cyberpunk. Es su primer cómic.

¿No le gustaría hacer algo propio?
Sí, mucho. Ahora sí. Durante muchos años todo lo que me pasó fue un regalo del cielo. Yo con tal de vivir de dibujar, era feliz. Pero es que además trabajaba para DC y me pagaban bien. Tuve un contrato de exclusividad durante cuatro años. Me dediqué a disfrutar del momento. No me preocupaba hacer algo que me gustase realmente. Eran personajes icónicos que disfrutaba dibujando, como cualquiera del mundillo.

Pero usted se mete en el universo de los superhéroes por casualidad, porque su interés en principio era otro: más europeo, más relacionado con la ciencia ficción...
Es que sigo pensando exactamente igual. Lo que pasa es que los superhéroes se cruzaron en mi camino. Si soy totalmente sincero, te diré que me gusta más dibujarlos que leerlos. Me pierdo mucho: demasiados personajes, demasiadas continuaciones e historias que no entiendo. Lo que pasa es que estamos en un tiempo en el que están muy de moda los superhéroes. Siempre han sido personajes icónicos, pero del 2000 para acá, con el éxito de películas como ‘X-Men’ o ‘Spiderman’, se convirtieron en una moda, un auténtico fenómeno, se popularizaron hasta el extremo.

¿Y no corren el riesgo de quemarse? ¿De que el público se harte de ellos?
Fíjate que yo creo que todavía se podrían explotar más, si no se preocupasen tanto por los personajes que tienen derechos. Tienen demasiadas limitaciones. Cuando ves cómics alternativos de temática superheroica, ves cosas súper interesantes. Los superhéroes son personajes muy ricos para poder contar buenas historias.


Los mejores dibujantes de España son Miguelanxo Prado, Das Pastoras y Jordi Bernet


Ha dicho alguna vez que su personaje favorito es Batman. ¿Lo sigue siendo?
Van mutando. Pero creo que sigue siendo Batman. Me gusta mucho también Nightwing, que es el personaje de Robin cuando se hace adulto. El universo de Batman me gusta mucho en general. No sé por qué. Incluso los villanos me gustan. Y son los menos superheroicos, porque no tienen superpoderes. Otro personaje que me gusta es Hulk. No es anatómicamente proporcionado, no es bonito, es un monstruo. Y otro, Aquaman, más que nada por salirme del escenario de la urbe. Me gusta Batman, pero estoy podrido de dibujar ventanitas de Gotham City. Lo he dicho alguna vez cuando me preguntaban si era divertido dibujar Batman: si te gusta la arquitectura, sí.

¿Se puede trabajar para DC o Marvel viviendo en Poio?
Claro que sí. Yo ahora, que ya no trabajo con representante, que trabajo con editores directamente, que me he convertido en mi propia secretaria, me di cuenta de que no son tipos que están allá en Estados Unidos mientras tú estás acá. Somos amigos de Facebook. La globalización lo ha cambiado todo. Mientras tengas conexión a Internet, no hay problema. Yo escaneo mis dibujos, se los mando al entintador y este al que los colorea... No necesitas nada. Y eso que yo trabajo analógicamente. Los chicos que trabajan en digital, pueden hacerlo con una tablet mientras están de viaje. Es así.

¿Cuando dice que trabaja analógicamente se refiere a que trabaja con lápiz y papel?
Eso es. ¿Es interesante hoy en día, eh? Hace años todos los dibujantes lo hacían así, pero ahora evidentemente no. Yo utilizo algún recurso digital, pero mi trabajo es fundamentalmente a mano. No utilizo tabletas gráficas ni nada parecido. No sé lo que es eso. Primero, no tengo ganas. Y después, no me parece natural. Yo estudié diseño y lo dejé por esa quiebra que hubo con lo analógico. Hay que aclarar que soy un tipo viejo. Rápidamente mis amigos se sumaron a todo eso, pero a mí me aburría la computadora. Siempre me gustó dibujar y me sigue gustando utilizar el papel. Y tengo amigos, mucho más jóvenes que yo, números uno que trabajan para DC, que come zaron trabajando en digital y se han pasado a lo analógico porque les gusta borrar y les gusta el papel y todas esas sensaciones.

¿Le daría algún consejo a alguien que quiera ser dibujante?
Que hay que controlar bien el dibujo y controlar bien la narración. Que hay que esforzarse y hay que trabajar duro, obviamente, como en cualquier disciplina. Ahora, el éxito, tiene que ver con la oportunidad. Quiero decir que hay que ir a los eventos, a las convenciones, a los salones, y mostrar tu trabajo a los editores. El contacto directo es muy importante. Les llegan 200 correos electrónicos cada día de gente de todo el planeta con dibujitos. Hay que conseguir que se queden contigo. Otra cosa muy importante: hablar inglés. El otro día lo comentaba con David Rubín: por qué nunca se dice eso, que es fundamental manejarte en inglés. Debería impartirse en las escuelas de cómic. Y aún una cosa más, un consejo de otro dibujante: nutrirte de todo lo que encuentres por ahí. Leer todo lo que puedas, cosas diferentes, que ayuden a abrir el estilo. Porque el mercado se va nutriendo de lo que llega diferente.


"Lo peor de trabajar para la gran industria es la presión. Llegué a odiar dibujar"


Menciona a David Rubín, ¿qué opinión le merecen los dibujantes gallegos?
Yo a Rubín le digo que es el Hemingway del cómic: un tipo con talento, controvertido y peleón. Una cosa increíble para mí fue saber que Miguelanxo Prado me conocía cuando quise presentarme. Me pareció impresionante eso. Porque para mí, ahora mismo, los mejores dibujantes de España son Miguelanxo Prado, Das Pastoras y Jordi Bernet. Prado es un tipo famoso en todo el mundo, no lo voy a descubrir. Das Pastoras me encanta. Tiene menos producción, pero para mí es un genio. El otro es el catalán Jordi Bernet. Lo bueno de hacer cómic independiente es la libertad creativa. Lo malo, que no se gana mucho dinero. Trabajando para los grandes sellos se gana dinero.

¿Cuál es la parte mala?
La presión. Yo me di cuenta de esto tarde porque con Batman tuve suerte con las críticas. Pero luego me pidieron hacer a los Teen Titans, que son los ayudantes de los superhéroes. Lo anunciaron a bombo y platillo en la Comic-Con de San Diego. Yo dibujé relajado, como había hecho hasta ese momento, pero las críticas me mataron. Ahí sentí el peso de la historia y de los seguidores que hay detrás de cada uno de estos personajes. No se deben abordar así sin más porque te van a machacar. La presión es brutal en ese sentido. Por eso también mi plan actual de seguir haciendo cosas aisladas para el mercado norteamericano, que dan dinero, pero buscar espacio y tiempo para proyectos más personales, que realmente me interesen.  Es decir, después de tantos años han vuelto las ganas de hacer cosas que quiero hacer. Yo me conformaba con dibujar cómic, lo conseguí, pero ahora me apetece algo más. Tampoco sé si estaba preparado entonces para esto. Empecé a trabajar y fui aprendiendo. Fue una gran cara dura la mía, porque les convencí de que podía hacerlo y aproveché para aprender y aprender. Tuve mucha suerte. Me dieron margen y pude ir mejorando. Pero ahora sí, estoy en este punto de recuperar mis gustos, que son más oscuros, más del cómic europeo de los 70 y 80, aquellas fantasías heroicas medio lisérgicas.

¿Le sigue haciendo feliz dibujar?
Este es un tema interesante. Estuve muchos años trabajando para el mercado y sufriendo cada página que escribía. No tenía problemas económicos. Podía incluso pasar largas temporadas sin dibujar. Me dedicaba a jugar al pádel, a estar con mis hijos y a leer. Llegué a odiar dibujar. Pero esto es algo muy habitual entre los dibujantes. Hace nada hablaba con Iban Coello, un dibujante catalán que ahora mismo está con ‘Deadpool’, y me lo decía directamente: Odio dibujar cómic. Es un trabajo exigente, estresante, con la fecha de entrega siempre encima. Pero, en mi caso, esta era la única malabar que sabía hacer. Igualmente, es un trabajo estupendo. Estás en tu casa, trabajas sentado y es maravilloso dibujar. Pero hacer series regulares te quema. Ahora me volvió la energía. Y creo que de verdad estoy en mi mejor momento de dibujo, de plasticidad y de narración.

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