Tras 20 años alejada de la televisión, Isabel Preysler volvió a visitar este martes un plató. El programa elegido fue El Hormiguero, que con su visita logró batir récords de audiencia, al alcanzar un 19,4% de share y seis millones de espectadores.
A pesar de los años de ausencia en los platós, la viuda de Miguel Boyer demostró que sigue dominando el medio desde el inicio de la entrevista. Así, por primera vez en la historia del programa, un entrevistado consiguió quitarle la silla a Pablo Motos.
¿Por qué te gusta más ese lado?", le preguntó el presentador. "Porque tengo mejor éste que éste", afirmaba Preysler. Según explicó, se dio cuenta de que ese era su perfil más favorecedor al separarse de Julio Iglesias. "Siempre me colocaba en mi lado malo. En todas las fotos que veía de esa época estaba pepona", confesó.
Durante la entrevista la Preysler tuvo ocasión de hablar de sus hijos, Julio, Enrique y Tamara. Admitió que "es difícil que haya hueco en el mercado para los tres Iglesias" y confesó que a Julio"no le importa tener menos éxito" que a su hermano, "porque le apasiona la música".
También habló de la ocasión en la que Tamara le confesó que quería convertirse en monja. "Cuando me lo dijo yo le brindé todo mi apoyo y me ofrecí a buscar un convento. Entonces ella cambió radicalmente de opinión", explicó. "Joé, con qué rapidez quieres librarte de mí. Me quedo aquí de momento", le dijo entonces Tamara.
La invitada también desveló sus secretos de belleza, que incluyen tomar un batido cada mañana con seis verduras y dos frutas, no consumir nada de azúcar blanco ni mantequilla, algo de gimnasia y varias pastillas diarias de vitaminas y colágeno. Eso sí, los viernes no hay normas. Y es que según explicó, se reúne una vez a la semana con sus amigas para ver películas y comer todo lo que les apetezca: desde hamburguesas y patatas fritas a tartas de chocolate.
Isabel Preysler tuvo en la entrevista un emotivo recuerdo para Miguel Boyer, "la historia de amor más importante de mi vida", aseguró.
