Una empresa gallega patenta un nuevo sistema para localizar aviones perdidos

Una empresa gallega ha patentado en Europa, Estados Unidos y China un dispositivo para localizar aviones accidentados en el mar que solventa las principales carencias de las tecnologías actuales, permitiendo una rápida y efectiva actuación en caso de siniestro.

José María Santiago Fontaíña dirige en Ribeira la compañía Indeswittec, que tiene como lema "Creatividad, investigación, innovación y desarrollo tecnológico", y se ha especializado en plantear soluciones a problemas sociales y medioambientales en cualquier ámbito.

Ya tiene concedida la patente en Europa, Estados Unidos y China del denominado "Dispositivo para localización de vehículos aéreos accidentados", mientras espera que se la concedan en Canadá, Rusia, Japón y Brasil.

Este nuevo concepto de caja negra podría suponer una auténtica revolución en el mundo aeronáutico y por eso empezará a desarrollarlo en próximas fechas, según explica a EFE, con la Universidad de A Coruña (UDC).

Su inquietud nació a raíz del accidente del vuelo 447 de Air France que se dirigía desde Río de Janeiro a París el 1 de junio del 2009, un suceso que no fue el único desde entonces.

"Incrédulo y asombrado no me podía creer que en siglo XXI un avión pudiera perderse con tanta facilidad, sin dejar rastro. Este suceso me conmovió profundamente y un mes después de trabajar día y noche presenté la solicitud de la patente", comenta.

El dispositivo, preferentemente de geometría paralelepipédica -un poliedro de seis caras con todos los ángulos rectos-, contiene en su interior una radiobaliza, un circuito de memoria y un compartimento que posee láminas metálicas que, una vez liberadas, servirá de flotador al dispositivo.

Este nuevo concepto de caja negra se activará y saldrá eyectado de forma manual o automáticamente, en este caso cuando los parámetros de la aeronave estén fuera de los normales, y una vez inicie la caída desplegará un paracaídas para amortiguar el impacto.

A continuación, el dispositivo queda flotando sobre el agua, en el supuesto de caer en el océano, y emite de manera continua señales para ser localizado mientras contiene en su interior, almacenados, los parámetros del avión.

Evita, por lo tanto, quedar atrapado en el avión y permanecer ilocalizable, como ha sucedido en diferentes casos ocurridos en los últimos tiempos y que prolongaron las búsquedas que, en no pocas ocasiones, fueron infructuosas y muy costosas.

Por eso ha decidido hacer público su remedio. Argumenta, no obstante, que su intención es la que expone, ya que se trata de "una persona muy sensibilizada que prefiere no hacer negocio a costa de las desgracias".

El gasto para las compañías es el de cambiar su caja negra tradicional por esta y adaptar el espacio para que se pueda eyectar cuando sea necesario.

Mientras, los beneficios en materia de seguridad crecen de manera exponencial, por lo que su inventor espera empezar a ver pronto los resultados a través de su colaboración con la UDC.

A partir de ahí será el sector aeronáutico el que tenga que mover ficha y decidir en qué vías avanza para evitar los errores del pasado.

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