Treinta años de la operación Nécora... y ahí siguen

Los mayores expertos en narcotráfico analizan para el Diario la situación actual de un problema cuya solución es, apuntan, casi imposible. La voluntad política a la hora de dotar de medios y de legislar de forma adecuada se antoja para todos ellos imprescindible
Tres momentos del juicio de la operación Nécora. gif
photo_camera Tres momentos del juicio de la operación Nécora. ARCHIVO

"El día 11 de junio de 1990, el entonces inspector Eloy Quirós (hoy Comisario General de Policía Judicial), salía de Canillas junto a cien hombres de la Brigada Central de Estupefacientes en una caravana de 40 coches. Se dirigía a Galicia sin conocer cuál era su misión concreta y sin saber que todos ellos estaban haciendo historia. En Galicia les esperaba Garzón y su equipo judicial, junto al jefe de la BCE, el comisario Parra, Enrique León y otros funcionarios de la Jefatura Superior de Policía de Galicia. Todos ellos conocían al dedillo a los tipos que iban a ser detenidos en la madrugada del día 12". Así comenzó la operación Nécora, el gran hito en la lucha contra el narcotráfico en las Rías Baixas, el golpe de mano que impidió que aquellos incipientes grupos criminales se convirtiesen en auténticas mafias al más puro estilo siciliano. Así lo narra Antonio Duarte, comisario central de Estupefacientes, que, tras más de una década liderando los Greco desde la Comisaría pontevedresa, está al frente de la inteligencia antidroga a nivel nacional.

Treinta años más tarde, la situación ha cambiado, aunque no en lo fundamental. La cocaína sigue entrando por Galicia (en cantidades incluso mayores), las organizaciones criminales dedicadas a su introducción se reproducen como los hongos, y las Fuerzas de Seguridad trabajan para hacer de freno. La Justicia lo intenta, pero no dispone de las herramientas adecuadas. Y la esfera política, al compás de una realidad social en la que la droga ha dejado de ser un problema de primer orden, mira para otro lado.

"Seguimos persiguiendo a Los Charlines, a los Miñancos, e incluso persiguiendo planeadoras en la ría. Desde ese punto de vista, algo hemos hecho mal. A pesar del antes y después que marcó la operación Nécora y de que se empezaron a combatir esos delitos, 30 años más tarde ahí seguimos, casi con los mismos personajes y otros nuevos que se han sumado".

Antonio Duarte: "Si se siguen persiguiendo planeadoras en la ría es que algo hemos hecho mal"

Interviene Fernando Alonso, gerente de la Fundación Galega Contra o Narcotráfico, que añade que "de alguna manera nos hemos dormido, nos hemos acostumbrado, como sociedad, en general, a que la droga entre, a ver de vez en cuando titulares de prensa, y acabamos tolerando esto como parte del paisaje. En consecuencia, no hay la reacción que debería haber. Debemos pensar que el narcotráfico destruye todo lo que toca, familias, sociedades y estados enteros. Si nos dormimos y seguimos pensando que esto es cosa del pasado estamos perdidos. Hace falta una prioridad absoluta. Nuestro Gobierno tiene que otorgarle máxima prioridad a la lucha antidroga, porque nos jugamos mucho. Esa es la lectura, más allá de la fecha que se conmemora. No debemos mirar tanto para atrás sí hacia adelante, porque la amenaza es gorda".

Y tanto que lo es. Después de seis meses en los que han sido aprehendidas más de doce toneladas de cocaína en Pontevedra o en dirección a la provincia y con claros indicios de que la situación no variará en exceso a corto plazo, solo la labor policial está sirviendo de muro. Sin embargo, los narcos tienen escaleras cada vez más altas. Duarte recuerda que "desde la operación Temple, en 1999, hasta hoy, han sido cientos de miles de kilogramos de cocaína los que la Policía Nacional ha incautado, así como decenas de barcos (mercantes, pesqueros y veleros), evitando que llegasen al mercado negro. Los cargamentos son más grandes con el paso del tiempo. El traficante, al detectar la presión policial, comenzó a buscar nuevas formas de transporte para diversificar el riesgo. Aún así la, Policía Nacional no ha bajado la guardia en estos 30 años y eso es lo que ha permitido que el narcotráfico en Galicia no haya sido mucho más perjudicial de lo que ya es. Las mafias gallegas están controladas y sometidas a seguimiento permanente", aclara el jefe de la BCE.

[Sito Miñanco, en su última visita a Pontevedra. GONZALO GARCÍA]

En cuanto al número de individuos que en 2020 se dedican a este negocio, el comisario Duarte confiesa que "posiblemente haya más personas, puesto que las grandes organizaciones, como ya ocurrió en Colombia, se han atomizado, y hay mucha gente intentando hacer dinero mediante el flagelo de las drogas", a lo que añade que "no solo hay muchos lucrándose directamente de las drogas, sino que otros muchos se dedican a facilitar este lucro siendo usados como testaferros y hombres o mujeres de paja para incorporar al circuito legal el dinero sucio obtenido del narcotráfico". Además, y en relación con las palabras de la Fundación Galega Contra o Narcotráfico, Duarte explica que "son muchas las personas que a día de hoy siguen mirando hacia otro lado mientras reciben dinero del narcotráfico, poniendo fincas a su nombre a sabiendas que pertenecen al narco), bateas, polígonos de almejas, naves, lanchas, viviendas o vehículos".

Xosé Xoán Barreiro: "Os testigos están desprotexidos e iso fai que pouca xente lles faga fronte aos narcotraficantes e colabore" 

Precisamente en el grado de preocupación social que provoca el narcotráfico hoy en día está la clave de que la clase política decida no invertir en medios policiales ni judiciales como debería, tal y como hizo en el Sur de España hace unos meses y con notable éxito. Los gallegos, inteligentes, jamás rescatarán a un detenido en las narices de la Policía. Al contrario. Seguirán en un segundo plano, operando de manera sigilosa. Esa es su principal arma.

Se aprovechan, además, de la escasez de medios de quienes les persiguen. Y de una legislación débil. "O Estado non ten os mecanismos necesarios como para protexer ás persoas que deciden dar un paso ao frente e denunciar. Os testigos están desprotexidos, e iso fai que pouca xente lles faga fronte e colabore". Conclusión de Xosé Xoán Barreiro, presidente de la Sección Segunda de la Audiencia que ha condenado por blanqueo de dinero a Sito Miñanco.

Comentarios