Los dos agentes de la Policía Nacional que redujeron al hombre acusado de matar de un disparo a quemarropa a un joven de 25 años en la noche de San Juan de 2017 en la playa de Arealonga, en Chapela, han declarado este martes en el juicio en la Audiencia de Pontevedra que aquél "sabía lo que hacía".
Uno de los agentes ha basado esta afirmación en la forma en que José Luis L.P. llevaba la pistola colocada dentro de la bandolera, con la culata hacia arriba y fuera de la funda, y, por tanto, fácil de extraer con rapidez, cuando él y su compañero se le encararon y trataron, sin éxito, de que se detuviera y mostrara las manos.
Su compañero ha reforzado esta tesis, la de que el acusado no estaba profundamente ebrio o drogado, como alegó éste en la primera jornada del juicio, en que una vez en los calabozos de la comisaría le pidió un cigarro y al negárselo le dijo que al menos se merecía "medio" porque "solo" le había "dado a uno" y que al otro no le alcanzó.
En su opinión, el acusado tiró "a dar", tanto que aún hoy le "cuesta creer" que no hubiera impactado en el joven que salió huyendo porque estaba "bastante cerca", a unos cinco metros, según ha calculado.
Este testigo, vecino de la víctima mortal, ha descrito cómo tuvo el instinto de seguir a José Luis L.P. por un camino paralelo al que aquel tomó para dirigirse a la carretera de Chapela, mientras daba indicaciones al 112 de hacia dónde se dirigía. Ha contado que el acusado estuvo acompañado inicialmente por otra persona y que a medio camino escuchó cómo uno le decía al otro que huyera.
Una vez que llegó a la carretera de Chapela se encontró al acusado sentado en el portal de un edificio y entabló conversación con él para ganar tiempo, con la excusa de que esperaba un taxi para dirigirse a Vigo.
Sucede que entonces pasó un taxi y cuando ambos se dirigían hacia el mismo llegó una patrulla de la policía y él, ha detallado, le hizo indicaciones para que se acercaran, y que entonces fue a esconderse tras un coche.
Los dos agentes que redujeron a José Luis L.P. han indicado que éste hizo caso omiso cuando le pidieron que mostrara sus manos, que llevaba ocultas entre la bandolera y su ropa, y que se detuviera.
Han indicado que cuando se aproximaron a una distancia de metro y medio o dos metros al detenido, éste intentó meter una mano en la bandolera y fue entonces cuando se abalanzaron sobre él y, tras un forcejeo, consiguieron inmovilizarlo y ponerle los grilletes.
Luego comprobaron que dentro de la bandolera llevaba el revólver, que, según ha recalcado uno de los agentes, no tiene seguro, a diferencia de otras armas cortas.
Estos dos agentes han indicado que su vida corrió peligro y han concluido que de no haber actuado como lo hicieron les habría disparado, y en ese caso, ha dicho uno de ellos, "nos mata", dado que el chaleco anti balas que vestían no les habría servido por el tipo de revólver empleado por el detenido.
También han declarado en el juicio los padres y los dos hermanos de la víctima mortal, para quienes la acusación particular pide sendas indemnizaciones de 125.000 y 38.000 euros, así como la prohibición de que el acusado se acerque a ellos durante 30 años.
El fiscal pide para José Luis L.P. 42 años de cárcel por dos delitos de asesinato, uno en grado de tentativa, otro de tentativa de homicidio y otro de tenencia ilícita de armas con el agravante de reincidencia.