Miguel Santalices: "Hay vestimentas que dejan mucho que desear en el Parlamento gallego"

Expresa cierto reparo en la manera de vestir de algunos diputados autonómicos y aboga por "reconducir la situación"
Miguel Ángel Santalices Vieira (Bande, 1955)
photo_camera Miguel Ángel Santalices Vieira (Bande, 1955)

El presidente del Parlamento de Galicia, Miguel Santalice, expresó cierto reparo en la manera de vestir de algunos diputados autonómicos y abogó por "reconducir la situación".

En una entrevista a la emisora Cadena Ser en Galicia, cuyo contenido ha sido facilitado en un comunicado, Santalices reconoce que ha habido un cambio de imagen y que algunos diputados han prescindido de elementos formales como la corbata, pero hay "otras vestimentas que dejan mucho que desear", afirma.

"No creo que guardar la compostura en determinadas cosas esté reñido con ser de derechas o ser de izquierdas", señala el presidente del Parlamento autonómico.

"Hay determinadas cosas con las que un parlamentario no puede venir y el presidente tiene la obligación de hacerle una advertencia", indica Santalices, quien sugiere que llevará a cabo una labor "preventiva".

El presidente de la Cámara autonómica, que contará de nuevo con mayoría absoluta del PP, sugiere la "vía del entendimiento" y el "consenso".

"Pocas veces votamos, una o dos nada más, y me gustaría que siguiese siendo así, que la mesa tuviese un nivel de entendimiento grande y que las cosas salgan", añade Santalices.

Recuerda su experiencia de director de un hospital psiquiátrico y pide que "los diputados puedan hacer su trabajo sin interrupciones", aunque reconoce que puede haber, pero reclama un "razonamiento para que tanto los parlamentarios como la sociedad puedan entender de lo que habla" y encauzar el diálogo dentro de "unos límites".

Opina que la Cámara va a tener "cierta nostalgia" de la ausencia del líder nacionalista gallego Xosé Manuel Beiras, "que forma parte de la historia del Parlamento", y subraya que ha contribuido con sus ideas a "debates de altura", aunque cree que en su etapa final se quedó estancado en una postura de "enfant terrible".

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