Un safari mágico con final angustioso

Las idílicas vacaciones organizadas de cinco amigos, uno de ellos de Becerreá, para conocer áfrica derivan en una cruzada para poder regresar a casa ante el cierre de los aeropuertos
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photo_camera El pontevedrés David García y el lucense Mateo Bermúdez, con un nativo y el resto de la expedición. CEDIDA

Seis amigos de cinco ciudades distintas y un objetivo: zambullirse en el África Oriental, safari incluido. Sería una atractiva propuesta para unas deliciosas vacaciones de no haber tenido un angustioso final: quedarse tirados en Kenia, sin vuelos para regresar a casa y con el temor de ser obligados a acatar una cuarentena en un país donde matan a palos a los europeos sospechosos de portar el coronavirus.

"La información que recibimos de la embajada española es confusa, cambia a cada rato y no nos aseguran nada", se lamenta David García Rodríguez, el alma mater de lo que pretendía ser un viaje idílico y se ha transformado, por obra y gracia del Covid-19, en una amarga peripecia.

Cuando decidimos el viaje, en diciembre, se empezaba a hablar algo del virus, pero la situación no era preocupante

Todo comenzó el pasado mes de diciembre. Este pontevedrés de 33 años, afincado en Madrid desde hace dos y vinculado al sector del turismo, acostumbra a realizar un viaje al año "y como no conocía África decidí que era un buen momento para descubrirla". Le comentó la idea a su amigo Mateo Bermúdez Souto, de Becerreá (Lugo), que no dudó ni un instante en sumarse a la aventura. Con los días fueron agregándose otras cuatro amigas de David: una pontevedresa y una zamorana que residen en Reino Unido, una madrileña y una tinerfeña. "La mayoría no se conocía entre sí, digamos que lo hicieron en este viaje gracias a mí", aclara.

En aquellos días se empezaba a hablar del coronavirus en China, "pero no era preocupante. Sabíamos que había riesgo de que pudiera expandirse pero cuando llegó la víspera de nuestra salida, el día 6, la situación estaba normalizada y no se había decretado ninguna medida especial, por lo que decidimos continuar".

Nos llegó un mail de la compañía aérea diciendo que Italia había cerrado su espacio aéreo. Y nos quedamos atrapados

El destino era Kenia, donde disfrutarían (o esa era la idea) de 14 días de ensueño: la primera semana de safari por la sabana y la siguiente en la costa keniana, disfrutando de la arena blanca y las aguas cristalinas en un resort de Diani Beach.

El vuelo era largo, con dos escalas intermedias en Roma y Adís Abeba (Etiopía). Pero una vez allí, se disiparon las preocupaciones. "En el safari estábamos prácticamente desconectados del mundo y no nos enteramos de lo que pasaba hasta que llegamos a la costa", explica David.

Ahí saltaron las alarmas.

"Nos llegó un correo de la compañía aérea diciendo que Italia había cerrado sus aeropuertos y que no había forma de volver". La pontevedresa que reside en Reino Unido logró regresar a tiempo porque sus vacaciones solo eran de siete días, pero los demás se quedaron atrapados en Kenia. Horas y horas al teléfono, negociando con la embajada y con Ethiopian Airlines dieron un primer resultado. "Nos ofrecieron un vuelo que en vez de hacer escala en Roma seguía hasta Frankfurt y de ahí a Madrid". Se agarraron a él como a un clavo ardiendo.

Nuestra ‘aventura’ nos ha supuesto un gasto extra de unos mil euros, que se suman a los 2.500 que costó el viaje

Pero entonces surgió el segundo revés. "El Gobierno de Kenia impuso una cuarentena a los extranjeros que llevasen menos de 14 días en el país. Y nosotros aún no lo habíamos cumplido, con lo que corríamos el riesgo de que al embarcar en Nairobi, nos mandasen de vuelta", aclara David, tras recalcar que su estancia extra "nos ha supuesto unos mil euros a mayores de gastos, que se suman a los 2.500 que costó el viaje".

Estaba previsto que este sábado pudieran volar hasta Etiopía y de ahí a Europa. "Ojalá haya final feliz".

Matan a palos a un turista porque pensaban que era portador del virus
El corresponsal de la BBC en Kenia informó el pasado martes de que un grupo de jóvenes había propinado una brutal paliza a un turista (cuya nacionalidad se desconoce) ante la sospecha de que fuese portador del coronavirus. El hombre falleció poco después en el hospital.

El homicidio ocurrió en un bar del pequeño pueblo pesquero de Msambweni, perteneciente al condado de Kwale, enclave turístico por excelencia debido a sus playas de fina arena blanca.

"Muy asustados"
David García reconoce que esa noticia "nos alarmó muchísimo, porque temíamos que la pudieran tomar con los europeos". Finalmente, la situación se tranquilizó, "pero el mosqueo en el cuerpo durante los traslados que hicimos no nos lo quitaba nadie", reconoce el joven pontevedrés.

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