PSOE y ACIP, dos de los tres partidos que preparaban una moción de censura contra el alcalde de Ponteareas, Salvador González Solla (PP), han roto hoy las negociaciones encaminadas a que el nuevo regidor del municipio pontevedrés fuera Xosé Represas, del BNG, informaron a Efe fuentes de la oposición.
El origen del desencuentro está en que socialistas e independientes habían pactado que el edil de ACIP Juan Carlos González se mantuviera aparte de la moción de censura a cuenta de la denuncia presentada en su contra por el alcalde Solla por un enganche eléctrico de su empresa supuestamente ilegal.
Sucede que hoy, ACIP ha comunicado al PSOE que no está de acuerdo con que González, quien fuera teniente de alcalde y edil de Vías y Obras en el anterior mandato, quede apartado de la moción y del hipotético gobierno local de coalición que se iba a constituir si prosperaba la misma, y que pasara además al grupo mixto.
Delfín Domínguez, secretario general del PSOE de Ponteareas, ha relatado a Efe que tiene la sospecha de que detrás de esta "rectificación a última hora" subyace "algún pacto" y que con el paso del tiempo "se conocerá la verdad".
Ha revelado, además, que dentro de ACIP "hay gente de palabra" que se siente "un poco molesta" por el cambio de posicionamiento de su partido, y ha restado credibilidad a que se deba a que un informe técnico avala que no hubo irregularidad en el enganche a la red pública de la oficina de Juan Carlos González.
La ruptura de las negociaciones se produce a escasas horas de que los socialistas de Ponteareas debatan en asamblea con sus bases el acuerdo cerrado con ACIP y el BNG la semana pasada, que además del reparto de competencias incluía un paquete de medidas económicas para evitar la intervención del Ayuntamiento.
El PSOE fue el único partido que optó por hacer esta consulta, ya que independientes y nacionalistas eran partidarios de presentar la moción a la mayor brevedad.
Las negociaciones entre los grupos de la oposición ya habían sufrido altibajos anteriormente, pues de hecho el PSOE llegó a darlas por rotas definitivamente cuando el BNG decidió consultar con sus bases si asumían la responsabilidad y, en consecuencia, tomaban medidas de ajuste contrarias a su ideario.
