Vilagarcía, Moaña y Lalín, pioneros en una campaña para poner freno a la creciente islamofobia

Ocho concellos gallegos firman una declaración en la que se comprometen a "poner todos los medios a su alcance" para "promover un clima de entendimiento y respeto "y "evitar la estigmatización o discriminación" de la comunidad musulmana

Los Ayuntamientos gallegos han decidido plantar cara a la islamofobia e impulsar medidas que promuevan la convivencia y el conocimiento de este colectivo entre el resto de sus vecinos. Ocho alcaldes han sido los primeros en firmar una declaración pública en la que se comprometen a "poner todos los medios a su alcance" para "promover un clima de entendimiento y respeto "y "evitar la estigmatización o discriminación" de la comunidad musulmana. Se trata de un proyecto puesto en marcha por el Observatorio Galego para a Defensa dos Dereitos e Liberdades, Esculca, para dar respuesta a lo que considera como una "creciente oleada de islamofobia" en Europa y que "ya se puede percibir en España".

Los pioneros de este proyecto han sido los alcaldes de Vilagarcía, Alberto Varela Paz; Oleiros, Angel García Seoane; Narón, José Manuel Blanco Suárez; Moaña, Leticia Santos; Salceda de Caselas, Marcos David Besada Pérez; Lalín, Rafael Cuíña; Teo, Rafael Sisto y A Coruña, Xulio Ferreiro. A lo largo del próximo mes y medio el texto se pondrá a disposición del resto de alcaldías gallegas para que puedan sumarse al proyecto.

La declaración pública de Esculca anima a los ayuntamientos a "erradicar actitudes y políticas de odio étnico, nacional o religioso". Para ello aboga por la puesta en marcha de programas educativos que "prevengan" la aparición de comportamientos discriminatorios. El texto también "entiende" que los responsables municipales "tienen la obligación de desempeñar un papel importante" a la hora de conformar comunidades "respetuosas y pacíficas, que garanticen la convivencia".

María Ortega, concejala de Benestar Social de Moaña confirma que su Ayuntamiento se ha sumado al proyecto como un refuerzo a sus campañas de sensibilización sobre este tema y para "contrarrestar el bombardeo informativo" de carácter "negativo" sobre el colectivo musulmán tras los atentados yihadistas.

Desde Moaña se van a impulsar encuentros con las asociaciones de vecinos y especialmente con el colectivo escolar y las Asociaciones de Padres de Alumnos, porque "los niños siempre arrastran a los adultos" y apuestan por una labor conjunta con el departamento de Benestar Social de Cangas, donde es más numerosa la colectividad musulmana.

"Los niños lo tienen muy claro y no entienden de desigualdades. Pueden convivir con personas de diferente raza y religión y no lo ven como algo diferente, sino como algo diverso", asegura Ortega, que apuesta por "hacer pedagogía con los adultos" para evitar que se conviertan en "transmisores" de una visión negativa de todo lo que es "diverso".

También se ha apuntado al proyecto Rafael Cuíña, alcalde de Lalín, que comparte el contenido del documento "en todo lo que se refiere a convivencia, valores democráticos y tolerancia". La proposición de poner en marcha medidas para luchar contra la islamofobia ha coincidido en el tiempo con la campaña iniciada en Lalín a favor de abrir las puertas a los refugiados que huyen de la guerra en Siria.

LA ISLAMOFOBIA, EN CIFRAS. Pero ¿son necesarias campañas oficiales contra la islamofobia en Galicia? El secretario de Esculca, Bletxu Valeiras, justifica la puesta en marcha de este proyecto en la "existencia de indicios". Se hace eco de los datos de la Plataforma Cívica contra la islamofobia, que ha constatado que durante 2015 las denuncias contra este tipo de situaciones en España han aumentado en un 600%.

Pero también los datos oficiales manejados por el Ministerio del Interior reflejan un aumento en los delitos de odio contra determinadas prácticas y creencias religiosas durante 2015, con 70 casos registrados, siete más que en 2014.

Para Valeiras a raíz de los atentados yihadistas en Europa los integrantes de los colectivos musulmanes que colaboran en actividades de integración les comenzaron a transmitir su "temor" y la "sensación de sentirse observados" hasta el punto de que "han llegado a decir que incluso sus propios vecinos les miran con miedo".

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