Los niños que crecen separados de sus padres en Galicia ya pasan de 2.000

Aldeas Infantiles SOS alerta de una subida del 7% en 2019, último año con cifras oficiales
Una niña. EP
photo_camera Una niña. EP

El número de niños, niñas y adolescentes que crece en el sistema de protección en Galicia superó la barrera simbólica de los 2.000 en el año 2019, el último con datos oficiales completos del Gobierno central. En concreto son 2.041, un 7% más que el año antes, según se desprende del último Boletín de Datos Estadísticos de Medidas de Protección a la Infancia, publicado por la Vicepresidencia de Derechos Sociales y Agenda 2030 a finales de diciembre. En toda España, la cifra de menores tutelados asciende a 50.272.

De los más de 2.000 menores que viven separados de sus padres y cuya tutela ostenta la Xunta de Galicia aproximadamente la mitad vive en acogimiento familiar, mientras que la otra mitad lo hace en centros residenciales, según se hace eco la ONG Aldeas Infantiles SOS en base al boletín estatal.

Por tipo de acogimiento, la modalidad residencial se ha mantenido estable en 2019 con 888 menores —891 en 2018—. Por el contrario, los acogimientos familiares se redujeron en un 14%, pasando de los 1.117 que había en 2018 a 965 en 2019. El resto de los niños, niñas y adolescentes se encontraban a 31 de diciembre en estudio o con una medida de apoyo previo a dictarse la medida protectora más adecuada.

Ambas medidas de protección se encuentran, por tanto, bastante equilibradas, siendo el acogimiento familiar ligeramente superior (52%). No obstante, un 48% de estos menores aún vive en centros residenciales, lo que contrasta con lo estipulado en la Ley del Menor. Aldeas Infantiles recuerda que, ante la retirada de la tutela de un niño de sus padres, la primera medida de cuidado alternativo recomendada es el acogimiento familiar y, si es posible, en familia extensa; es decir, en aquellas familias que tienen un vínculo de parentesco con el niño.

PERFIL. Entrando a fondo en los datos, el acogimiento residencial en Galicia muestra una mayoría de niños —57%— sobre niñas —43%—. En cuanto a su origen y edad, el 19% son de nacionalidad extranjera y un 69% tienen entre 11 y 17 años.

En lo que al acogimiento familiar se refiere, el sexo de los menores está más igualado —52% niños y 48% niñas—. El 89% tienen nacionalidad española y el 11% son extranjeros. El desglose por grupos de edad arroja una mayoría de niños y niñas que tienen entre 11 y 17 años —59%—.

En este contexto de aumento del número de menores en el sistema de protección, Aldeas Infantiles SOS reclama una mayor inversión en las políticas de prevención con el fin de apoyar y fortalecer a las familias vulnerables y evitar la separación de padres e hijos; y recuerda que 300.000 niños, 1 de cada 25, están en riesgo de perder el cuidado de sus padres. 

"Es necesario adoptar medidas que nos permitan llegar a tiempo y evitar que las situaciones de riesgo deriven en desamparo; un mayor esfuerzo preventivo redundaría en el descenso del número de niños y niñas bajo la tutela de las administraciones públicas, supondría una reducción del gasto público y evitaría a los niños el trauma de la separación familiar", apuntan desde la ONG infantil.

TRANSICIÓN ABRUPTA. El presidente de Aldeas Infantiles SOS, Pedro Puig, recuerda otro problema al que se enfrentan este tipo de jóvenes: la mayoría de edad. Cumplir los 18 cancela automáticamente la medida protectora y hace que los menores tutelados tengan que enfrentarse a un proceso de transición a la vida adulta mucho más abrupto que el del resto de sus iguales, situándolos en una clara desventaja. Según el Boletín de Datos Estadísticos de Medidas de Protección a la Infancia, en 2019, 37 jóvenes que crecían con una medida de protección en Galicia cumplieron la mayoría de edad y tuvieron que hacer frente a la salida del sistema.

En este sentido, Aldeas Infantiles SOS reclama que la obligación del Estado de proteger a quienes estuvieron bajo su tutela se extienda más allá de la mayoría de edad y pide una transformación del sistema de protección a la infancia que asuma la transición a la vida independiente como una fase más y prorrogue los apoyos necesarios para su integración.

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