Mil personas piden la readmisión de los despedidos de PSA Vigo

Alrededor de un millar de personas han participado esta tarde en una manifestación por la readmisión de los dos trabajadores despedidos en la fábrica viguesa de PSA Peugeot Citröen entre reproches de la CIG y el BNG a las otras centrales sindicales con representación en el comité de empresa.

La comitiva ha partido desde la plaza de América y se ha dirigido hacia la planta de Balaídos entre gritos de "Citröen represión, despedidos readmisión".

Esta manifestación ha sido la de mayor afluencia de cuantas se han celebrado desde que David Álvarez y Paco Alonso fueron despedidos el 24 de junio y a los pocos días iniciaron una huelga de hambre dos sindicalistas de la CIG, a los que han seguido otros tres compañeros.

Precisamente hoy, la dirección de PSA Vigo ha permitido el acceso a los médicos de confianza de los sindicalistas que siguen en huelga de hambre, a los que han aconsejado que se hagan una analítica cada dos días ante eventuales complicaciones internas, según ha detallado el secretario comarcal de la CIG, Serafín Otero.

Otero, al igual que el portavoz nacional del BNG, Xavier Vence, ha reprobado la actitud de las otras centrales en el comité de PSA: el Sindicato Independiente, UGT y, especialmente, CCOO, del que el secretario comarcal de la CIG ha dicho sentirse "avergonzado" al estar jugando "un papel muy complicado a favor de la empresa".

En la misma línea, Vence ha denunciado que estos sindicatos "no están al lado de los trabajadores" porque "posiblemente son, en el fondo, colaboracionistas" con la "política sindical" de la dirección de PSA, que "premia" a aquellas organizaciones "explícitamente sumisas" y "castiga" a las que "no se pliegan" ante ella.

También se ha quejado de la falta de "unidad sindical" uno de los afectados, Paco Alonso, quien ha reseñado que se trata de "un problema muy serio, de un despido".

Alonso ha considerado que tanto a él como a David Álvarez los cogieron "de cabeza de turco" pero a la empresa, en su intento por imponer "la política del terror", "se le fue la mano".

Ambos han expresado su esperanza de que la dirección de PSA reconsidere su decisión y sean readmitidos, aunque han admitido que la cercanía de las vacaciones a partir del 24 de junio en la fábrica de Balaídos corre en su contra.

Serafín Otero ha aguardado hasta esa fecha para tomar una decisión sobre las medidas de presión que se tomarían desde entonces si no se resuelve antes el conflicto laboral.

Ha deslizado que una de las posibilidades es organizar un campamento en el exterior de la fábrica.

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