¿La última clase de Luciano?

El profesor tensa más la cuerda y desafía a la USC: "Que se deixen de tonterías e me boten xa". Acudió con escolta a la facultad, donde no se relaciona con nadie desde hace meses
 

Luciano Méndez. EL CORREO GALLEGO
photo_camera Luciano Méndez, escoltado por un guarda de seguridad. EL CORREO GALLEGO

La estampa de Luciano Méndez Naya anteayer en la facultad de Económicas de Santiago reflejaba a la perfección el día a día de este profesor en su centro de trabajo durante los últimos meses. Aislado de todo y de todos pero con la cabeza alta y sin perder el tono dicharachero que le caracteriza, aunque sus únicas interacciones se limiten a cuestiones académicas con los alumnos que asisten a sus clases, que son cada vez menos. De hecho, en el último día lectivo del curso, su aula estuvo vacía. Los estudiantes visibilizaron así su malestar por las continuas manifestaciones del docente en defensa de la Manada, en lo que podría ser su última jornada laboral en la USC. "Que se deixen de tonterías e me boten dunha vez", espetó desafiante al rectorado de la institución académica en su enésimo vídeo en Facebook.

A Luciano también lo rehúyen los demás profesores. No es de ahora, viene de muy atrás. Su fuerte carácter nunca le granjeó muchas amistades en los despachos. Una de sus compañeras es su propia hermana, Isabel Méndez Naya, también profesora de Matemáticas. Llevan años sin dirigirse la palabra pese a compartir mesa en el departamento de Economía Cuantitativa. Algunos compañeros sí tenían trato con él, pero eso cambió en febrero de 2016, cuando Luciano protagonizó su primera polémica viral tras hacer un comentario machista sobre el escote de una alumna y ser bautizado, oficiosamente, como el ‘profesor del escote’. Desde entonces, son pocos los que se dejan ver con él.

Este martes el profesor apareció en la facultad flanqueado por un escolta que le encomendó la USC para velar por su integridad física tras las últimas protestas estudiantiles contra él. Fue una imagen llamativa por inédita en las aulas de la institución, y generó corrillos y comentarios sobre un Luciano que, lejos de avergonzarse, entró en el centro sonriente y sin perder el tono soberbio que lo caracteriza, según describen quienes lo conocen.

La del guardia de seguridad fue el único ingrediente novedoso en el que pudo ser el broche de Luciano en la USC. El resto de la jornada transcurrió como las anteriores: llegó, dio clase y se alejó solitario por los pasillos. Entremedias estuvo un rato en su despacho y se tomó una coca-cola en la cafetería, un ritual que sigue todos los días a pesar del ambiente enrarecido que se respira cuando pisa dicho espacio. "Se sienta en una mesa y hay como un perímetro de seguridad a su alrededor. Hoy [por este martes] el único que estaba cerca de él era su escolta", comenta un estudiante de la Facultade de Económicas.

TEMIDO POR LOS ALUMNOS. Puede decirse que la soledad de Luciano es, en cierto modo, forzosa. Él nunca fue esquivo con nadie y, de hecho, en Económicas lo definen como un hombre con facilidad de palabra que siempre está dispuesto a hablar con sus compañeros o resolver dudas a sus alumnos. Eso sí, "se lle levan a contraria enseguida levanta a voz", aseguraba una alumna que acudió a la manifestación del lunes en el Rectorado y que también destaca su actitud "rencorosa". "Como te cruce hai moitas posibilidades de que te suspenda", advierte.

Es por ello que es uno de los profesores más temidos entre el estudiantado. Pero también entre los demás profesores y personal de la facultad. «Saben cómo se las gasta y prefieren no decirle nada», explica el alumno de Económicas, que relata una anécdota del polémico docente con otro trabajador: "Estaba un jardinero cortando la hierba fuera de clase. Luciano se empezó a mosquear por el sonido del cortacésped. Se volvió loco, salió y empezó a gritarle hasta que el jardinero, por no discutir, se fue de allí". Los ruidos parecen enervar especialmente a Luciano durante su actividad lectiva. El mismo estudiante cuenta como "se enfada simplemente por que alguien se suene los mocos, dice que no quiere oír ni una mosca".

Precisamente el temor que le tienen sus alumnos y compañeros, unido a la nula relación personal que mantiene con ellos, puede haber sido la causa de que "ninguén" le comunicase a Méndez la apertura de un expediente informativo contra él hasta que, cinco días después, le fue notificado este martes por correo electrónico. "Eu xa o sabía porque o dixeron en todos lados, pero a min ninguén me informou ata hoxe [por este martes]", explica el profesor en el quinto vídeo que sube a su perfil de Facebook en la última semana.

EL "ALTO EL FUEGO" NO LLEGA. En la red social de Mark Zuckerberg es precisamente donde Luciano realiza más interacciones, aunque sean a través de un teclado. Y es que el docente, santiagués de 51 años, soltero y gran aficionado al ajedrez, mantiene una intensa actividad en este espacio, en el que además de publicar documentos gráficos sobre la Manada se encarga de responder casi uno por uno a los comentarios, que se cuentan por cientos y son en su mayoría ofensivos hacia su persona.

Pero pese a que en cada vídeo Luciano asegura que non publicará más "porque non merece a pena discutir con imbéciles", siempre hay un siguiente. Este martes anticipó en un mensaje un "alto el fuego" por su parte. Pero inmediatamente lo acompañó de unas imágenes en las que avisa de que "non me van calar". "Solo me calaba o meu pai, e hai anos que morreu. Na universidade que se deixen de ameazas e que me boten dunha vez", proclama un Luciano que ha tensado hasta el extremo una cuerda que podría evitar su vuelta a la facultad el próximo curso.

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