El guardia civil que mató a su expareja en Oia estuvo esperándola toda la mañana

La directora del cámping O Muíño narra la "situación dramática" que se vivió el sábado: "Había empleados y campistas, que lo presenciaron todo"

Concentración en plaza del Reloj de A Guarda en repulsa por el crimen machista de Ana Vanessa. SXENICK (EFE)
photo_camera Concentración en plaza del Reloj de A Guarda en repulsa por el crimen machista de Ana Vanessa. SXENICK (EFE)

El agente de la Guardia Civil que el pasado sábado por la tarde mató a tiros a su expareja a las puertas de un cámping en Oia estuvo toda la mañana esperando a que ella saliese sentado en el interior de una furgoneta.

Así lo ha confirmado este lunes en declaraciones a la prensa la directora del cámping O Muíño, Beatriz González, que ha descrito como "una situación muy dramática" la vivida en este municipio del Baixo Miño. "Una furgoneta estuvo a lo largo de la mañana en la entrada del recinto, sí, varias personas la habían visto", ha dicho González.

"Había empleados y campistas, que lo presenciaron todo. Fue una situación muy dramática, como se puede imaginar, desagradable. Rápidamente se cerraron las puertas de la entrada, la Guardia Civil lo bloqueó todo, se habilitó un acceso para los clientes por la entrada sur, y creo que todo el mundo colaboró mucho, tanto los campistas como las personas que estaban por aquí", ha destacado.

"Fue bastante ajetreado. Sobre todo los campistas, había bastante alteración lógicamente, tristeza, todos un poco en shock, asimilándolo y viendo la manera de colaborar... pero sí que fue bastante caótico", ha dicho a la entrada del cámping O Muíño, al que este 5 de junio ha regresado la rutina.

El asesinato, confirmado como crimen machista

El asesinato, declarado ya crimen machista, tuvo lugar pasadas las cuatro de la tarde, cuando Ana Vanessa Serén, de 44 años, abandonó las instalaciones una vez cumplida su jornada laboral.

Después de disparar, su expareja huyó al volante de la furgoneta en la que la había esperado y se refugió en el monte, donde horas después fue acorralado por la Guardia Civil para que se entregase y acabó suicidándose.

Desde que el pasado abril entró en vigor la orden judicial por la que el agente debía mantenerse alejado 300 metros de la mujer que fue su compañera sentimental, la Guardia Civil tuvo que realizar en algo más de un mes hasta 56 intervenciones de protección, según el dato proporcionado por la subdelegada del Gobierno en Pontevedra, Maica Larriba.

El caso de Ana Vanessa había sido calificado por los expertos como de riesgo medio.

Ella presentó una denuncia, que concluyó con ese alejamiento sumado a la prohibición de comunicación.

"Dos episodios" concretos

El Tribunal Superior de Justicia de Galicia ha informado de que el caso llegó al juzgado de violencia sobre la mujer de Vigo el 5 de abril y que se acordó la puesta en libertad del detenido y la orden de protección para la víctima, que relató "dos episodios" concretos.

Vigo se inhibió y la causa recayó en el número uno de Tui, porque en ese partido judicial residía la mujer. Allí se incoaron las diligencias previas y requirieron a la víctima que aportase el parte de lesiones, algo que hizo el 23 de mayo, y al día siguiente éste fue derivado al Instituto de Medicina Legal de Galicia para el preceptivo informe.

La letrada de Ana Vanessa, ha indicado el alto tribunal gallego, solicitó al juzgado de Tui el día 23 de mayo que la mujer pudiese acceder al domicilio del investigado para poder recoger sus cosas. El juez lo acordó al día siguiente, indicando que iría auxiliada por agentes para garantizar su seguridad.