Un guardia civil acusado de aceptar regalos de un confidente dice que es una invención

El agente asegura que el hombre pretendía "eliminar competencia" de su empresa con sus chivatazos
El acusado, este martes en el juicio. DAVID FREIRE
photo_camera El acusado, este martes en el juicio. DAVID FREIRE

Un jurado popular decidirá sobre la culpabilidad de un sargento de la Guardia Civil que este martes se sentó en el banquillo de la Audiencia Provincial de Pontevedra acusado de los delitos de extorsión y cohecho y que mantuvo su inocencia.

Según declaró, cuando estaba destinado en el puesto fiscal de Tui, a lo largo de 2015, entabló una relación personal con un empresario del sector del transporte de hidrocarburos, afincado en Pontevedra.

El acusado indicó que lo conoció debido a su condición de agente, ya que participaba en controles de inspección de camiones.

Según la Fiscalía, el sargento le exigió al empresario, "con ánimo de obtener un indebido beneficio económico", que le regalara un reloj de alta gama marca Baume, "aprovechando que dada la profesión del acusado y sus facultades", el empresario "debía atender su solicitud para evitar que el acusado pudiera entorpecer la actividad de su empresa realizando controles e inspecciones a sus camiones".

La acusación particular añade que no sólo fue un reloj, si no que también le regaló un iPhone, cajas de botellas de vino, le invitó a comidas en restaurantes caros y le hizo el favor de contratar en su empresa a la mujer de un compañero también guardia civil.

En su defensa, el acusado afirmó que el empresario era su confidente, que las informaciones que daba eran veraces, y que mantenían una relación de colaboración, aunque, después, se dio cuenta de que con aquellos chivatazos lo que el empresario pretendía era "eliminar a la competencia del sector".

De aquellos soplos derivaron importantes operaciones relacionadas con el fraude de gasóleo y, según el guardia civil, con aquella colaboración la situación financiera del empresario "mejoró sustancialmente".

Respecto al reloj, explicó que el 16 de diciembre de 2015 acudió junto al empresario a una joyería de la localidad portuguesa de Valença do Miño. Allí vieron varios modelos de lujo y, en un momento dado, su acompañante eligió uno que costaba 2.900 euros y se lo ofreció. El agente al principio no lo quiso, pero dijo que lo aceptó "movido por un sentimiento equivocado de vergüenza, porque llevábamos allí mucho tiempo dándole la lata al joyero". También reconoció que puso su nombre a la factura de compra "porque él (su acompañante) había tenido problemas con Hacienda".

Al día siguiente acudió a la tienda y devolvió el reloj, pidiendo el dinero del coste que, según la acusación, se quedó para sí.

Durante su declaración, el empresario negó ser "confidente de nadie" y dijo que, lejos de beneficiarse por su relación con el sargento, perdió clientes en Tui debido a que la Guardia Civil "estaba continuamente parando mis camiones".

De ahí que acabase denunciando al sargento en la Comandancia pontevedresa. Sus propios compañeros lo detuvieron a los pocos días. El agente se enfrenta a una petición de cinco años de cárcel.

Entiende el Ministerio Público que estos hechos son constitutivos de un delito de extorsión, con la circunstancia agravante de prevalimiento del carácter público del acusado, por el que solicita al tribunal que sea condenado a cuatro años y tres meses de prisión, y la suspensión de empleo y cargo público durante el tiempo de la condena.

Subsidiariamente, la Fiscalía apunta que procede imponer al acusado por el delito de cohecho la pena de un año de prisión, y la suspensión de empleo y cargo público por tiempo de tres años.

[FUENTE: Un guardia civil acusado de aceptar un reloj de un confidente dice que es una invención]