Desde el mismo momento en que quedó libre de la última de su decena de imputaciones judiciales, las incluidas en las causas Garañón y Pulpo, a José Ramón Gómez Besteiro (Lugo, 1967) muchos ya querían sacarle la foto para el cartel electoral del PSdeG en 2024. Sin embargo, él hizo lo mismo que lleva haciendo siete años: guardar silencio. Y aunque lo romperá este martes, una vez sea nombrado delegado del Gobierno en Galicia, no será para hablar de su futuro electoral.
Sin embargo, el movimiento conjunto de Ferraz y la Rúa do Pino para reintegrar en la política al abogado lucense siete años después huele a urnas por todas las esquinas. Pocos lugares hay más amables para retomar la carrera política que la Delegación del Gobierno; y pocos hay también más golosos para promocionar una candidatura a la Xunta.
Aunque en política no hay nada seguro, parece que Gómez Besteiro podrá retomar su carrera donde la dejó: rumbo a Monte Pío
De hecho, cuentan que el nombre de Besteiro también estuvo sobre la mesa para un ministerio, pero que finalmente se optó por la Delegación por distintas razones, no todas evidentemente electorales. Sin embargo, como delegado del Gobierno, Gómez Besteiro estará siete días pegado al territorio gallego, recorriendo concello a concello, vendiendo las bondades del Ejecutivo sin exponerse a desgaste y sacándose fotos con ministros y con el propio Pedro Sánchez, quien sin duda fue el valedor de su regreso, pese a que en el pasado tuvieran algún que otro desencuentro menor.
El aterrizaje en la Delegación tampoco es una pirueta improvisada, sino la culminación de un camino que empezó mucho más atrás y que tuvo por medio muchos viajes a Madrid y muchas reuniones en Ferraz, siempre en sintonía con la actual dirección del PSdeG, que se empeñó en buscar un acomodo a quien consideran una figura fundamental en el partido (al nivel de Messi, según el secretario de organización Lage Tuñas) y que fue especialmente maltratada por la Justicia, con una decena de imputaciones que truncaron su carrera pero que finalmente quedaron en papel mojado.
Apartado, no parado
El 29 de septiembre de 2013 Besteiro ganaba las primarias para liderar el PSdeG y daba así el gran salto a la política gallega desde su zona de confort, la Diputación de Lugo. A nivel gallego trató de coser el partido que Pachi Vázquez había dejado hecho trizas y tejió alianzas astutas con Vigo, garantizándose un pacto de no agresión con Abel Caballero y los suyos. Y, a la vez, lanzó su candidatura a la Xunta.
Pero la jueza Pilar de Lara cortó en seco su trayectoria menos de tres años después. Sus imputaciones en un momento de máxima sensibilidad con los asuntos de corrupción en España lo forzaron a dimitir en marzo de 2016, a las puertas de las autonómicas.
Pegado al territorio, con visitas a concellos, fotos con ministros, anuncios millonarios y sin desgaste, el puesto de delegado es un 'caramelo'
Desde entonces, a Besteiro no lo pilló un flash de una cámara salvo en un acto (no político) con Orozco y, ya en 2021, en el congreso que encumbró a Formoso como líder del PSdeG. Fue su reaparición pública, por la puerta grande, aclamado, pero todavía imputado, por lo que siguió a lo suyo: evitar exponerse.
Estuvo apartado, pero no quieto, ya que entre café y café en A Coruña y algún viaje a Madrid, fue preparando el terreno para su vuelta. El abogado lucense siempre mantuvo su parcela de poder y cierta influencia sobre parte del socialismo gallego.
Y aunque en la actual política, especialmente volátil, no hay que dar nada por seguro, con estos mimbres el cesto del PSdeG parece hecho a medida para que José Ramón Gómez Besteiro retome la senda de la política en el mismo punto en el que la dejó en 2016: camino de Monte Pío.