Desmantelan la gran red gallega que fabrica narcolanchas

Un operativo conjunto de Policía Nacional, Guardia Civil y Servicio de Vigilancia Aduanera sirvió para incautar hasta 20 embarcaciones prohibidas, muchas de ellas en plena construcción, en un golpe histórico a la infraestructura del narco ► Con epicentro en Cambados, las fuerzas policiales efectuaron una veintena de detenciones, casi todas en Pontevedra
Imagen de uno de los registros efectuados en O Salnés. GONZALO GARCÍA
photo_camera Imagen de uno de los registros efectuados en O Salnés. GONZALO GARCÍA

Meses de investigaciones, de hallazgos en camiones, de vigilancias en torno a naves clandestinas en O Salnés, de seguimientos hacia el Sur de España y hacia el Norte de Portugal. Cientos de agentes implicados.

Una lucha desigual, pues los narcos siempre van un paso por delante. Sin embargo, este miércoles fue uno de esos días que sirven para afianzar el buen hacer de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado que operan en las Rías Baixas frente al tráfico de drogas.

La Guardia Civil, la Policía Nacional y el Servicio de Vigilancia Aduanera practicaron 27 registros e incautaron 20 narcolanchas, además de decenas de motores. Una infraestructura colosal valorada en varios millones de euros al servicio del crimen organizado.

El Greco Galicia de la Comisaría de Pontevedra, el EDOA de la Comandancia, el ECO de la Unidad Central Operativa y el SVA trabajaron de forma coordinada bajo las órdenes de la Fiscalía Antidroga. Fueron detenidos 21 individuos, la mayor parte de ellos en O Salnés, que, como siempre, era el centro operativo de las actividades ilícitas investigadas.

Desde la madrugada, medios aéreos y terrestres acompañados de perros adiestrados en la detección de drogas y de dinero se movilizaron en las localizaciones previstas. En su casa de la avenida de Galicia, en Cambados, fue arrestado Ramón Bugallo, alias Mon, primo de José Ramón Prado Bugallo, Sito Miñanco.

En O Salnés, todo está interconectado. Del resto de los detenidos, muchos repiten. Algunos cayeron en manos del ECO Galicia en 2019 en otro exitoso operativo. Entonces se dedicaban al transporte de cocaína en coches caleteados. Hacían entregas en Valencia y también en Portugal.

Precisamente el país vecino resultaba clave para las actividades ilícitas de la organización desmantelada. No se iban mucho más allá de la 'raia'.

En Valença do Minho. Allí se encontró la mayor instalación criminal del operativo, con narcolanchas de tres motores preparadas para meter en los camiones hacia el Sur de España y valoradas en cientos de miles de euros.

undefined
Narcolancha en proceso de construcción. NARCODIARIO 

Moldes para engendrar los cascos, motores (contados por decenas, en sus cajas, y de varias marcas), completan la infraestructura para el lucrativo negocio, que también apareció en O Salnés. Nueve registros en el Partido Judicial de Cambados y otros cinco en el de Vilagarcía, entre ellos viviendas de detenidos, pero también naves, sirvieron para acreditar la actividad.

Los gallegos, como viene contando este periódico desde hace años, han ampliado su negocio: no solo trafican con cocaína colombiana, sino que también construyen lanchas para vender a quienes planean sobre las aguas del Estrecho de Gibraltar con toneladas de hachís.

Andaluces, marroquíes que cruzan la Península para adquirir embarcaciones e incluso grupos de las propias Rías Baixas utilizan estos bólidos de última tecnología para transportar cannabis desde África hasta Europa.

Las lanchas, además de en Portugal y en Galicia, también aparecieron en Arganda del Rey (Madrid) en el interior de un camión, y en Salamanca. En la capital castellana se allanaron cuatro inmuebles, y en el entorno de la capital de España se produjeron tres registros más.

Uno en Ribeira y tres más en el área metropolitana de Barcelona completaron el tremendo puzzle que, hoy por hoy, conforman todas las redes del narcotráfico que operan a nivel nacional e internacional.

undefined
Narcolancha prácticamente terminada. NARCODIARIO

El Juzgado de Instrucción 4 de Cambados tiene ahora ante sí una difícil tarea. Por una parte, concretar la vinculación de los detenidos con la fabricación de las lanchas, y demostrar que iban a ser destinadas a tal fin.

En España, su sola tenencia supone un delito de contrabando, pues embarcaciones de tales dimensiones (doce metros, incluso más) con más de 1.000 cv de potencia solo tienen un uso, y así lo entiende el marco legal desde 2018. En todo caso, el fiscal atribuirá a los investigados delitos de pertenencia a organización criminal y también contra la salud pública.

Otra historia será lo que suceda con la infraestructura para el narcotráfico hallada más allá de la frontera portuguesa. En el país vecino no existe el marco legal que impide la tenencia de esta clase de embarcaciones, por lo que su fabricación, su tenencia y su venta es perfectamente legal.

undefined
Algunas imágenes de las narcolanchas. NARCODIARIO

Las autoridades portuguesas cooperaron con las españolas mediante la coordinación de la red Eurojust, una agencia de la Unión Europea que permite a los juzgados de distintos países emitir órdenes de registro o de detención de forma coordinada y simultánea, como sucedió este miércoles, para evitar comunicaciones entre los investigados que se hallan en estados diferentes.

Sus responsables policiales aseguran que esas narcolanchas, que han sido efectivamente intervenidas, podrán ser incautadas de forma definitiva si se acredita que su uso final era el del tráfico de drogas. Algo evidente en España todavía no lo es en Portugal, de ahí que los narcos gallegos sigan apostando por los vecinos del Sur para este tipo de trabajos.

Lo más relevante de este extraordinario despliegue policial es la cantidad de embarcaciones decomisadas, que, unidas al número de detenidos y a la infraestructura desmantelada, dan un golpe que alcanza dimensiones históricas y que no solo afecta a los grupos gallegos investigados, sino, indirectamente, a todo el Campo de Gibraltar.

Especialistas en crear embarcaciones para todos los escenarios marítimos posibles

La incautación de narcolanchas no es nada nuevo en las rías gallegas, cuyos vecinos están muy acostumbrados a presenciar en primera persona las fechorías que llevan a cabo las organizaciones criminales con bases en O Salnés. El ejemplo de este miércoles, sin embargo, es la confirmación de las novedades en el escenario.

Los grupos gallegos, plenamente activos en su especialidad (la recogida de grandes alijos de cocaína en medio del Atlántico) han diversificado su negocio y, en vista del caramelo que se les presenta en el Estrecho de Gibraltar, se han convertido en proveedores de embarcaciones con un único objetivo: obtener la fi nanciación precisa para poder cerrar tratos con los colombianos para la introducción de cocaína en Europa.

Sin embargo, las organizaciones gallegas no fabrican las mismas lanchas para los viajes del hachís, entre España y Marruecos a través del Estrecho de Gibraltar -como las incautadas este miércoles- que para afrontar las largas travesías transoceánicas que requiere su propio negocio.

Así, las embarcaciones destinadas a recoger alijos en el Atlántico son de un mayor tamaño (como mínimo 15 metros, en ocasiones 20), disponen de casco que puede ser semirrígido o completamente rígido y de cabina, incluida una amplia bodega para que el combustible, la droga, los víveres y los propios tripulantes puedan navegar a salvo de las inclemencias meteorológicas.

También cambia la motorización, que puede llegar a los seis o siete fueraborda o, en ocasiones, pueden impulsarse mediante motores intraborda.  Son, en resumen, narcolanchas mucho más sofi sticadas y costosas que las que se emplean para las narcotravesías en el Sur de la Península.

Sin embargo, tras lo visto este miércoles puede decirse sin temor a equivocarse que los narcos de las Rías Baixas se han especializado en la construcción de embarcaciones para el tráfico de hachís, pues las lanchas incautadas estaban cortadas por el mismo patrón: unos doce metros, semirrígidas, tres motores y sin cabina.

El movimiento de grupos criminales entre África y Europa es desmsurado, como lo son las ganas de los narcotrafi cantes por hacer caja por cualquier método.