ENTREVISTA CON FEIJÓO

"Si el Gobierno del PSOE trata en campaña así a Galicia, qué haría en cuatro años"

El líder del PPdeG analiza las encuestas con prudencia y optimismo. Avanza que el PP saldrá a ganar el 10-N para poner orden al desgobierno estatal, un caos que, avisa, pasa factura a la industria y los servicios en Galicia
Alberto Nuñez Feijóo, presidente de la Xunta de Galicia. AGN
photo_camera Alberto Nuñez Feijoo, presidente de la Xunta de Galicia

A las puertas de otras elecciones generales, ¿qué sensaciones tiene?
Si un Gobierno [del PSOE] en plena campaña electoral se comporta así en Galicia... ¡me aterra pensar qué haría si tiene cuatro años de estabilidad por delante! No encuentro ni una sola razón para que este Ejecutivo pueda reeditarse. Creo que para los gallegos sería bueno concentrar el voto de centroderecha. Los 86.000 que en abril votaron a Vox se dieron cuenta de que el resultado de eso fue cero o, al contrario, facilitaron que el PSOE fuera primera fuerza en Galicia. Y a los votantes de Cs les propusimos listas conjuntas en algunas comunidades y no quisieron. El Gobierno socialista de estos 16 meses no merece ni una sola confianza de nuestros trabajadores y familias y espero que Galicia y España no tropiecen dos veces en la misma piedra.

¿Es optimista?
Soy optimista en cuanto a las generales en Galicia. Y en España todas las encuestas dicen que el PP sigue creciendo, que el PSOE está estancado y que Cs se desmorona. Hace un mes no lo diría, pero en estas condiciones el PP debe salir a ganar y ser la fuerza más votada. A ver si somos capaces de explicar dos cosas: que no se puede desunir lo que estaba unido y que Sánchez tuvo dos fracasos en dos legislaturas; y su fracaso no puede ser el de todos los españoles.

"Gestionar la crisis fue durísimo. El bipartito tuvo en cuatro años 2.700 millones libres para gastar y yo en diez años tuve -375"


Parece que Pablo Casado le hizo caso en su llamada a la moderación del Partido Popular.
Nuestro partido hizo sus reflexiones y vio que tenemos un espectro ideológico ancho: gente que se identifica con la derecha más tradicional, otros con el reformismo, otros de corte más liberal... El PP es una autopista de tres o cuatro carriles y si solo vamos por uno, le estamos dejando el resto a otras fuerzas. Reflexionamos sobre esto y el primero en darse cuenta fue el presidente Casado.

Sin embargo, discreparon más sobre el proyecto de España Suma con Ciudadanos o la gran coalición.
Yo nunca me posicioné en contra de ir juntos con Ciudadanos; dije que en Galicia no eran necesarias listas conjuntas porque aquí el centroderecha está unido. Pero esto es perfectamente compatible con la propuesta de lista conjunta allí donde no hay esa unidad, porque parte de una idea principal: unir el centroderecha.

Todo apunta a que no habrá mayoría absoluta el 10-N. ¿Es más partidario de una gran coalición PP-PSOE o simplemente de facilitar la gobernabilidad al más votado?
Sánchez no quiso pactar con el PP y ni siquiera lo evaluó. Ahora, nosotros le pedimos a los españoles que nos den su mandato y nos digan qué quieren que hagamos. Nuestra propuesta es clara: recuperar la estabilidad en el Gobierno, hacer una política económica no electoralista sino pensada para las familias y no al independentismo. Si los españoles nos dan la tarea de gobernar nos pondremos a ello y si se la dan a otro partido, que nos diga qué es lo que quiere hacer. Pero en este momento es absolutamente impropio hablar de coalición porque el PSOE la negó desde el principio. Así que el PP es la única alternativa si los españoles no quieren al PSOE gobernando con el populismo y el independentismo.

¿Cuál sería un buen resultado para el PP en escaños el 10-N?
No me atrevo a decirlo pero no vamos a salir a empatar. Hasta la moción de censura éramos un partido de 137 escaños. ¿Le fue mejor a España tras la moción? No. ¿Tuvo estabilidad? No. ¿Los indicadores van mejor? No, todos van a peor. Así que tenemos que intentar volver a ese respaldo de antes de la moción de censura.

"El PP es una autopista con tres o cuatro carriles y si solo vamos por uno, le estamos dejando el resto a otras fuerzas»"

¿Influirán estas generales en las autonómicas de 2020?
Todo influye, pero nadie es capaz de hacer un cálculo para unos comicios que serán diez u once meses después. Galicia tiene suficiente personalidad y singularidad para que las autonómicas tengan un recorrido y un contexto distinto a las generales, como ocurrió en 2009 o 2016. Galicia sabe lo que quiere y estoy convencido de que las autonómicas decidirán dentro del espectro político propio a quién es bueno confiarle que mantenga la estabilidad.

Habla de diez u once meses. ¿Descarta ya un adelanto?
No contemplo la necesidad de un adelanto electoral. En los dos años que lleva Sánchez de presidente Galicia presentó dos presupuestos y él, ninguno. Es una herramienta clave para el mantenimiento de los servicios sociales y para que una comunidad, dentro de sus limitaciones, pueda acompañar el crecimiento económico. Esta estabilidad es un activo en España y en las regiones europeas de primer nivel; y yo quiero mantener ese activo de Galicia.

¿Y puede influir el resultado de las generales del 10-N en su decisión de futuro a nivel personal?
Mantengo la tesis que dije: tenemos un plazo que nos hemos dado y en el primer trimestre de 2020 tomaremos la decisión que creamos que es mejor para el Partido Popular y que ese PP pueda seguir sirviendo a nuestro país.

¿Pero se ve con ganas tras 10 años? ¿Que sensaciones personales tiene?
No oculto que me duele esta situación. Fue duro gestionar estos años, ¡durísimo! La comunidad hizo un gran esfuerzo acreditando que se puede llegar a fin de mes sin ayuda de papá Gobierno, acumulamos más de 23 trimestres consecutivos de crecimiento, hay 60.000 afiliados más a la Seguridad Social y 53.000 parados menos. Y el Gobierno central, en lugar de sentarse con una autonomía centrada, previsible y leal, se toma este asunto como si no le afectase, como si este fuese un territorio distinto y distante del conjunto del país. Eso me duele. Y me duele especialmente que donde había un calendario de la alta velocidad hoy no tenemos confirmación de cuándo acaban las obras o circularán los trenes. Y hay otras obras que estaban a punto de ser licitadas o iban a ejecutarse que ni siquiera han empezado.

¿Y cómo interpretamos ese dolor?
Lo que quiero decir es que este es el peor momento de la política desde que me dedico a ella. Da igual la verdad que la mentira, se dice una cosa por la mañana y se desdice por la tarde, no se valoran las consecuencias de las decisiones... Hay una desafección personal hacia la política. Pero, desde el otro punto de vista, me duele la situación que vivimos porque creo que no la merecemos y Galicia para mí lo ha sido todo en política. Y en esa disyuntiva nos movemos. En estos momentos estamos tan llenos de egocentrismo y obsesión por el currículum de cada uno que no me quiero apuntar a hablar. En el primer trimestre del año tomaré una decisión pensando no lo que es mejor para mí sino para que se pueda garantizar un Gobierno de estabilidad cuatro años en Galicia. Y no tiene que pasar inevitablemente por mí. Puede o no. Depende de la situación.

Se está usted pareciendo a Rajoy.
Hay cosas en las que no me importaría parecerme a Rajoy. Él ha conseguido ser presidente de España y yo no [risas].

Tras diez años en la Xunta, ¿qué es lo que le falta por hacer?
Conseguimos 23 trimestres de crecimiento y quiero seguir creciendo. Y el proyecto para el rural está cada vez más hilvanado y esbozado: la alimentación industrial va a seguir disminuyendo y la de proximidad y ecológica tendrá un enorme incremento y ahí Galicia tiene un activo enorme, igual que en el forestal, cuya ordenación es un plan de pensiones para miles de propietarios. También finalizar la red del Sergas y la educación. De once años de Gobierno ocho fueron en recesión económica, sin una legislatura completa de crecimiento. Un dato: el bipartito tuvo en cuatro años 2.700 millones de libre disposición para gastar en lo que quiso. Y yo en diez años, menos 375 millones. Claro que tenía proyectos y la ilusión de poder ejecutarlos, pero la situación económica a veces lo impidió.

Está a punto de conocerse la sentencia de Cataluña. ¿Cómo debería actuar el Gobierno central?
Lo primero es garantizar el Estado de Derecho haciendo cumplir la sentencia y garantizando a los españoles que todos somos iguales ante la ley. Lo segundo es que los independentistas tienen la oportunidad de decir, desde la discrepancia, que van a acatar la ley y la sentencia. A partir de ahí, no hay que cerrar la puerta a los políticos de la Generalitat: si aceptan las reglas de juego tendríamos que retomar las conversaciones. Pero si no lo hacen y optan por tensionar, el 155 sigue en vigor y aunque sería mejor no aplicarlo, hay que tenerlo a mano. Creo que ningún Gobierno debe renunciar a él.

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