Un gallego era el enlace con Colombia de la red de narcos en la que cayó Edwin Congo

Con ramificaciones en Sudamérica, Bulgaria, Grecia, Holanda y España, empleaba un indetectable sistema para ocultar la cocaína, impregnada en cajas de cartón

Iglesias. Ese es el nombre que empleaba el narco gallego que actuaba de enlace entre españoles y colombianos en el seno de una auténtica multinacional del tráfico de cocaína desmantelada en los últimos días por la Sección de Cocaína de la Brigada Central de Estupefacientes, que llevó el peso de una investigación en la que colaboraron de forma activa la Diran colombiana, la DEA norteamericana, las policías nacionales de Bulgaria y de Holanda y varios servicios aduaneros internacionales, todos ellos bajo el paraguas de la red Interpol. 

El gallego, afincado en el extrarradio de Madrid, también se encargaba de coordinar la recepción de la droga, que llegaba de Colombia mediante un novedoso sistema de ocultamiento: impregnada en las cajas de cartón que llegaban en contenedores repletos de fruta, normalmente lima o piñas. 

En el marco del operativo en España (de los 18 detenidos, nueve cayeron en la Península) fue arrestado el exfutbolista del Real Madrid Edwin Congo, que, aunque fue puesto en libertad tras comparecer en el Complejo Policial de Canillas, está considera un miembro plenamente activo de la organización investigada. 

La base del entramado criminal, que fue desmantelado por completo con la incautación de 1.000 kilos de coca en un contenedor que llegó a Bulgaria vía Grecia, estaba en Madrid, donde se hallaba el gallego. La droga, en forma líquida, se impregnaba en el cartón a través de un sistema artesanal que se desarrollaba en un laboratorio colombiano. Mediante una prensa se mezclaba cartón y coca, y el líquido restante se recogía en un segundo bidón para ser reutilizado. El ardid permitía que cada una de las cajas de fruta llevase consigo unos 100 gramos de droga de manera indetectable.