Galicia continúa sin la seguridad máxima tres años después

La alta velocidad gallega opera sin el sistema más seguro, que se está instalando y cuyo estreno podría demorarse 12 meses más
Operarios trabajando en la curva de A Grandeira, en Angrois
photo_camera Operarios trabajando en la curva de A Grandeira, en Angrois

Tres años después de que el Alvia 01455 descarrilase en Angrois dejando 80 muertos y más de 140 heridos, la fatídica curva de A Grandeira continúa hoy sin un sistema de máxima seguridad ferroviaria, el conocido como ERTMS. Una situación que no representa ni mucho menos un caso aislado, sino que es extrapolable al eje atlántico —el tren de velocidad alta que une A Coruña con Vigo inaugurado en marzo de 2015 sin este dispositivo— y a otras líneas de España. Y así seguirá al menos un año más, alimentando la duda que cada 24 de julio planea sobre mucha gente: la posibilidad de que se repita una tragedia así.

Fomento adjudicó en agosto por más de 60 millones de euros la instalación del ERTMS en la línea atlántica y, de paso, en los cuatro kilómetros que separan el viaducto do Eixo de la estación de la capital gallega, en la línea Ourense-Santiago, tramo que pasa por Angrois y el único que inexplicablemente carecía en 2013 de ese mecanismo.

El pasado enero empezó a instalarse y Adif y Renfe confían que la obra esté lista a finales de este año, pero faltaría el periodo de pruebas, un máximo de seis meses. "Las pruebas son latosas, muy latosas, así que hasta el mes de junio el sistema no repercutirá en los horarios", asegura Luis Baamonde, experto en ferrocarril y gran conocedor de los entresijos de la alta velocidad española.

Mientras tanto, en el eje atlántico la situación se palía limitando la velocidad de los trenes por debajo de los 200 kilómetros por hora; y en el caso de Angrois Fomento parcheó la seguridad instalando dos enormes señales verticales a ambos lados de la vía y una serie de balizas que, sobre el papel, frenaría el tren en caso de error humano, un extremo del que tampoco se fían algunos expertos. "Eso de las balizas no existe, porque si existiese no haría falta ERTMS, que es mucho más caro", afirma escéptico Baamonde.

Así que tres años después de Angrois, tanto este técnico como el ingeniero de Obras Públicas Xosé Carlos Fernández, ourensano afincado en Madrid y experto en trenes, tienen clara cuál es la respuesta a la pregunta del millón: "Sí, la situación de Angrois puede repetirse, porque si hay hoy un fallo humano del maquinista, sin el ERTMS nadie lo subsana".

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