Galicia ostenta el dudoso honor de ser la comunidad con más condenados a permanente revisable. De hecho, fue David Oubel –vecino de Moraña– quien inauguró esta figura procesal en España en julio de 2017, al ser castigado por asesinar a sus dos hijas con una radial dos años antes.
En octubre de 2018 Marcos Mirás pasó a engrosar esta nómina por matar a su único vástago, de 11 años, en Oza Cesuras el Día de la Madre de 2017 para vengarse de su ex. El Chicle cierra ahora esta lista, aunque a diferencia de los anteriores su crimen fue sexual y no un filicidio.
El también gallego José Luis Abet, autor del triple crimen machista de Valga, podría ser el siguiente en alimentar este fatídico registro, pues todo apunta a que se expondrá a una petición de condena similar a la de los anteriores.
Hay otra comunidad cuyos tribunales también dictaron tres penas máximas, Andalucía, si bien no todos los condenados son españoles, pues la más célebre, Ana Julia, es dominicana. Mató al niño Gabriel en Almería, donde también se dictó otra condena de este tipo. La otra fue en Sevilla.
El resto se reparten entre Castilla La Mancha –con una en Guadalajara y otra en Toledo–, Castilla y León, Madrid, Cataluña, Islas Canarias y País Vasco.
Los gallegos, con tres, acaparan casi la cuarta parte de las penas máximas dictadas en España, concretamente el 23,3%.
