Filma un documental sobre el final de su vida tras serle detectado un tumor inoperable

Con este "tiempo extra", el ferrolano Carlos Caraglia quiere mostrar que la existencia es saborear al máximo lo que queda

Carlos Caraglia. KIKO DELGADO (EFE)
photo_camera Carlos Caraglia. KIKO DELGADO (EFE)

Al ferrolano Carlos Caraglia, aventurero y profesional del audiovisual, le diagnosticaron hace escasamente dos meses un tumor cerebral inoperable. La esperanza de vida, le dijeron, era de apenas medio año, pero tuvo la "suerte" de toparse con el doctor Pérez Llanos y su plazo subió a dos. Un tiempo que grabará. 

"Hoy no he dormido nada", cuenta a Efe cuando quiere disculparse por algún eventual lapsus, comprensible, que pueda tener durante la charla debido a las jornadas de cansancio, controles médicos y preparación de su documental.

La vida tiene un horizonte diferente para él, para un hombre que ya estaba acostumbrado a los golpes y al riesgo. 

Le dieron la noticia y la encajó. A su agenda se incorporaron radio y quimioterapia. Dice que se ha enfrentado "desde el primer momento" a este desafío "con muchísima tranquilidad". 

No en vano, con una inusual templanza echa la vista atrás y considera que ha tenido "una vida privilegiada". Y el veredicto lo resume así: "es lo que hay, tampoco le voy a dar más vueltas", "lo que era inoperable pasó a ser dos años, un gran regalo; y tampoco hay que hacer quinielas".

Nacido en Inglaterra en 1969, Carlos fue socorrista en su adolescencia en la concurrida playa de A Frouxeira, en Valdoviño, que ahora recorre con sus perros como uno de los placeres que se permite. 

Aquel período de vigilante no fue más que el prólogo de una historia apasionante en la que ser explorador polar ha sido uno de sus grandes capítulos. 

Caraglia quiere avanzar hoy con la "misma intensidad" de siempre, en la medida de las posibilidades, porque dispone de "un tiempo extra" que le parece maravilloso". 

A lo largo de su existencia, sufrió dos infartos, así que ha estado "muy cerca de la muerte en varias ocasiones". 

Ahora le "espera un tiempo con un proyecto de vida muy bonito" y con un proyecto audiovisual que empieza a tomar forma: se titula My last two years, los dos últimos años, y ya está negociando con plataformas internacionales para su distribución.

"Grabé la operación, nos dio cierta ventaja a la hora de que tengan interés; no es habitual que un enfermo pueda grabar su propia operación", resalta Carlos Caraglia. 

Quiere, sobre todas las cosas, que en esa producción se vea reflejado que su planteamiento de vida es saborear al máximo lo que le queda. 

No tiene un apoyo menor en esa hazaña que intenta compartir: cuenta con una familia a la que admira y un entorno que lo único que hace es "favorecer momentos de felicidad".

Mantiene vivo Carlos, a la hora de meterse en faena, el recuerdo de Covid-19, el lado humano, un rodaje iniciado también por él en el primer día del estado de alarma, en marzo de 2020. 

Caraglia nuevamente introduce un matiz: "siempre he apreciado la vida y el sufrimiento ajeno como algo a tener en cuenta". 

Para ese trabajo primero, pudo entrar con una cámara en centros sanitarios y, así, brindar "una perspectiva que mucha gente desconoce".

Y supo como nunca que no se le debe "restar importancia al sufrimiento humano; que, a veces, es muy salvaje". "Estamos siempre a merced de la salud y las circunstancias", añade.

Aferrándose a las vivencias que han marcado su periplo, Caraglia prevé, para la pieza de sus últimos dos años, una expedición en Groenlandia, por dar protagonismo, de paso, al deshielo y el cambio climático.

Está todo en "buen camino" con un "equipo de 16 personas trabajando ya", subraya.

Caraglia tiene un fantástico lema para ir tirando: "hay que adaptarse y seguir luchando hasta el último aliento" y en "ausencia de miedo". 

Él es "consciente del daño que vendrá", pero es "un luchador" y dentro "de dos años no sabe" qué puede pasar. 

"He sido muy feliz, he conocido el amor de verdad; y cada día es más intenso", dice, hasta la fecha.

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