"A experiencia é incrible; os sentimentos son contraditorios"

Ana acoge en su casa de Caldas a cinco miembros de una misma familia ucraniana
Recibimiento de refugiados ucranianos en Santiago de Compostela este sábado. LUIS POLO (Agn)
photo_camera Recibimiento de refugiados ucranianos en Santiago de Compostela este sábado. LUIS POLO (Agn)

En la casa de Ana Pastoriza, en Caldas de Reis, "sempre hai sitio. Aos nenos gústalles facer festas de pixamas e temos colchóns de sobra". Por eso no dudó en hacer hueco para cinco de los nueve miembros de una familia ucraniana que en la noche del sábado llegaron al municipio, fruto de una iniciativa solidaria que consiguió traer a un total de 18 refugiados desde Polonia. Si bien estaba previsto que esta familia de nueve personas se distribuyera en tres casas de acogida en Caldas y Vilagarcía, finalmente, primando la cercanía y el bienestar de la unidad familiar, se repartieron en dos grupos de cuatro y cinco, para no separar a tres de los hermanos. 

En casa de Ana viven ahora una abuela con su hija y tres nietos y nietas de siete, tres y un año y medio, mientras que a otra casa del municipio han ido otros dos nietos con su madre y su tío (a su vez hijos de esta mujer). Las primeras horas tras la llegada a Galicia, cuenta Ana, han sido de toma de contacto, si bien los pequeños, que nada más poner un pie en Santiago se ganaron ya inmediatamente el corazón de todos, no dudaron en compartir juegos con los hijos de Ana, de 11 y cuatro años, con quienes se han integrado a la perfección. "É unha experiencia incrible; os sentimentos son contraditorios porque primeiro tes medo da situación, pero estou encantada. Agora xa se foron soltando, e os nenos dende o primeiro momento", dice Ana. 

La única barrera, cuenta, es el idioma, ya que ninguno de los recién llegados habla español ni inglés. Para superarla usan el traductor del teléfono móvil, "e estanos funcionando moi ben". Ha animado a los recién llegados a formar parte de su vida cotidiana. "Hoxe mesmo estivo de aniversario meu fillo e fixemos unha pequena festa coa familia na casa. Convidámolos e ao principio non querían porque dicían que non tiñan agasallo. Son moi boa xente. Díxenlles que aquí todos somos familia e emocionámonos. Chorei moito nas últimas horas", confiesa.

Para Ana, ofrecerse voluntaria como familia de acogida fue algo inmediato tras enterarse de la iniciativa. La caldense ya ha llevado a cabo otras acciones solidarias y cuenta con una web de donaciones de ropa y calzado para familias necesitadas. Además, ahora forma parte activa de la recientemente creada Asociación Galiaxuda Caldas de Reis, impulsada por la cuntiense Mónica Gándara, alma máter de este rescate en Polonia. 

"Nunha situación coma esta é normal ter dúbidas, pero ver eses nenos xogando é un alivio. Recoméndolle a todo o mundo que participe en iniciativas coma esta. Sempre dicimos que que pena, pero o que hai que facer é formar parte disto", concluye Ana.

Comentarios