El volumen de solicitudes de adopción cae en Galicia hasta su mínimo del siglo

Entre las causas están el largo plazo de espera, la falta de bebés sanos y la anteposición de familias locales en otros países. La Xunta trata de potenciar los acogimientos especiales de niños mayores, con discapacidades o en grupos de hermanos
El descenso en el volumen de adopciones también implica que los sistemas de protección de la infancia obtienen mejores resultados
photo_camera El descenso en el volumen de adopciones también implica que los sistemas de protección de la infancia obtienen mejores resultados

En Galicia se adopta menos y cada vez se tarda más en consumar los trámites que implica el proceso. Según datos del portal de acogimientos de la Xunta, de las casi 900 solicitudes registradas en 2004 se ha pasado a 207 el año pasado, el mínimo en lo que va de siglo. No se trata, no obstante, de un asunto local, del mismo modo que en la explicación de esta tendencia descendente subyacen varias razones. Una es esencialmente positiva: la adopción es una medida de protección de la infancia que ya no es tan necesaria en comparación con otras prioritarias o al menos preferibles, como la búsqueda de un hogar para el menor dentro de su propia familia o, en un aspecto que incide notablemente en la bajada del número de adopciones internacionales, que estas se den en el país de origen del niño. 

"A adopción é unha medida de protección para nenos en situación de desamparo e se hai menos nenos en disposición de ser adoptados é porque os sistemas de protección en Galicia está a funcionar", explica la directora xeral de Familia, Amparo González, acerca de una coyuntura que se reproduce
en toda Europa. La reducción de los procesos internacionales es uno de los motivos, ya que en este apartado la caída estadística es abrupta: desde el máximo de 683 solicitudes en 2004 se ha pasado a 77 en 2015. Países como China y Etiopía —los principales lugares de procedente a en los últimos quince años, con 685 y 828 preasignados, respectivamente—, tienden ahora a dirigir a los menores sin hogar hacia familias nacionales, en especial el primero tras el fin de la política de ‘hijo único’. 

Es parte también de una evolución legislativa más restrictiva en estos estados, que a su vez condiciona el elevado esfuerzo económico requerido —en función de la procedencia del niño el proceso puede ascender a 20.000 euros— y unos tiempos de espera muy exigentes. "A resposta son 6, 7 ou 8 anos na adopción internacional, e esto fai que as familias digan que non", razona Antón Mouriz, portavoz de la asociación gallega de ayuda a la adopción Manaia. De ahí que la relación entre acogidas foráneas y nacionales se haya revertido y que, desde 2013, estas últimas sean superiores en número. El año pasado, con 130, coparon el 63% del total de solicitudes. 

La dilatación de los tiempos del proceso es una de las barreras, por tanto, que traban la adopción. "O proceso leva o seu tempo porque o importante é que o resultado sexa óptimo e sobre todo que ofreza a máxima seguridade para a protección e o benestar dos nenos", señala González, quien indica que la fase de información y formación de las familias y su evaluación por parte de los técnicos de la Administración, de alrededor de seis meses, no puede acortarse. "A cuestión está precisamente na denominación de adoptable do menor", matiza en cambio Mouriz. "Cando o neno sexa declarado adoptable o que non pode ser é que estea nun centro seis anos". 

ADOPCIONES ESPECIALES. Sin embargo, una cuestión clave en cuanto al tiempo de espera es el perfil del menor que buscan las familias adoptantes, donde priman en exceso los bebés menores de un año y sanos. "As personas solicitantes deberían ser conscientes dunha realidade: o número de bebés sans en todo o mundo é moito menor que o das familias dispostas a adoptar a este perfil de nenos", advierte la directora xeral de Familia. La necesidad y "dereito" de tener una familia, apunta, le corresponde también a menores de más edad —por encima de los 8 años—, que padecen una discapacidad física o psicológica, o que forman parte de un grupo de tres o más hermanos, olvidados en las peticiones de adopción. En estos casos, los plazos de solicitud y asignación pueden resolverse en apenas meses, en lugar de en años. Igual ocurre en las adopciones internacionales, donde se observa una mayor agilidad en los trámites que atañen a los niños del Pasaje Verde en China o de la Lista 2 de Vietnam. 

Por ello, la Consellería de Benestar presentó el pasado mayo su programa de Adopcións Especiais para canalizar este tipo de ofrecimientos y con el que, desde ese momento, se busca familia para más de una decena menores con estas características, concreta González. En su opinión, reforzar la conciencia de los solicitantes es fundamental para cumplir con esta meta. De ahí la continuidad del programa de formación que el año pasado asistió a 88 familias adoptantes y que en este curso la Xunta aspira a ampliar a "máis de 170 nas catro provincias".

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