El dueño de las vacas muertas en Chantada no las alimentó ni pagó el seguro durante meses

Al vecino de Axulfe se le investiga por un posible delito de maltrato animal, ya que en su explotación se localizaron los cadáveres de 40 animales y otra veintena de cabezas con síntomas evidentes de malnutrición

El ganadero de Axulfe, en la parroquia chantadina de San Pedro de Viana, en cuyas instalaciones aparecieron 40 vacas muertas y otras en muy mal estado, llevaba varios meses sin alimentarlas de manera correcta y, además, no estaba al corriente del pago del MER, el seguro agrario de recogida de reses muertas. Ello implicaba que cada vez que le moría un animal ninguna empresa asumía la retirada del cadáver si no pagaba ese servicio de su propio bolsillo, por lo que el cuerpo quedaba en la explotación, entre los silos y el resto de cabezas.

La voz de alarma de este caso la dieron hace varios días los propios veterinarios de zona que hacen los controles rutinarios que dependen de la Consellería de Medio Rural. Uno de los profesionales detectó la presencia de algunas cabezas en muy malas condiciones en la explotación de Axulfe y alertó al departamento de la Xunta.

Los veterinarios hicieron una inspección más profunda a la granja el pasado 8 de abril y fue cuando localizaron todos los cadáveres y las condiciones límites de los animales vivos. Aparecieron hasta 40 vacas muertas en diferentes grados de descomposición y 24 malnutridas.

Fuentes cercanas al propietario aseguraron que el hombre está pasando por una dura situación económica y personal

En ese mismo momento, ya se inmovilizó la explotación y se puso en conocimiento de la Guardia Civil, que envió una patrulla del Seprona al lugar de los hechos. La Guardia Civil constató las pésimas condiciones sanitarias y estructurales de las instalaciones y en su informe (redactado teniendo en cuenta su inspección y toda la documentación aportada por los propios veterinarios) hizo referencia a la presencia de abono acumulado en la nave de 50 centímetros de espesor y a que entre ese abono se encontraron los cuerpos de los animales descompuestos y putrefactos. El documento detalla además que al fondo del pasillo de alimentación había dos sacos de tela de gran capacidad (de unos 1.000 kilos) que estában llenos de restos óseos de cadáveres mezclados con abono.

En el exterior de las instalaciones se localizaron más cuerpos en descomposición y en una cuadra vieja, próxima a la vivienda del ganadero, otros cuatro bovinos amarrados a una estructura metálica con signos de desnutrición, heridas y con el cuerpo cubierto con sus propios excrementos.

EL JUZGADO. Los cadáveres de las vacas ya fueron retirados por la empresa que la Consellería de Medio Rural tiene para esas tareas y la Guardia Civil trasladó los resultados de su investigación al juzgado, que estudia un posible delito de maltrato animal, con resultado de al menos 40 vacas muertas y 24 con signos de desnutrición, contra el propietario de la explotación, un vecino de Axulfe de unos 50 años de edad.

El dueño de los animales no quiso hacer declaraciones a los medios de comunicación, pero fuentes de su entorno explicaron que el hombre está pasando una mala época económica. Hace unos años sufrió un accidente que le influyó en la movilidad y le obligó a usar muletas. Hasta hace poco llevaba la explotación con la ayuda de una persona contratada e incluso estaba pensando en construir una rampa para poder acceder con una silla de ruedas a la sala de ordeño. Sin embargo, en los últimos meses su situación económica parece que empeoró, la persona que le ayudaba se fue y ello redundó en el deterioro de la explotación. Algunas fuentes explicaron que incluso trató de poner el seguro al día, pero que el procedimiento tarda 30 días y todavía no se había actualizado.

Otras fuentes fueron más duras y argumentaron que la situación del ganado no se debe a una circunstancia puntual y que solo se entiende por una mala gestión acumulada durante varios meses. Esas mismas fuentes insistieron en que la producción láctea de la explotación llevaba parada al menos cuatro meses, que los silos de comida estaban secos desde hace tiempo y que tampoco había alimentación vegetal.

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