El atracador que mató a un agente alega que se le disparó el arma en el forcejeo

El acusado de provocar la muerte a un guardia civil y herir de gravedad a un compañero durante un atraco frustrado a un banco en A Cañiza, Pontevedra, en agosto de 2010 ha negado hoy que apretara el gatillo y ha alegado que su arma se le disparó durante un forcejeo con uno de los agentes.

En la primera jornada del juicio en la sección segunda de la Audiencia de Pontevedra, J.V.C., para quien el Fiscal pide 25 años y siete meses de cárcel, ha argumentado que si hubiese pretendido disparar a los agentes lo habría hecho "nada más entrar" estos en la sucursal bancaria.

Ha alegado que al guardia civil con el que forcejeó le dijo: "Me sueltas o te mato", y que cuando recibió un disparo de éste en el cuello sintió que le "estaban matando".

J.V.C. ha dicho de uno de los acusados, F.C.P., quien permaneció fuera de la entidad bancaria en labores de vigilancia y que huyó tras la llegada de una patrulla de la Guardia Civil y oír disparos, que es "un pobre diablo" y que "no sabía nada".

Tanto F.C.P. como J.A.M.M., el otro atracador sorprendido por la pareja de la Benemérita, para quienes el ministerio público pide sendas condenas de cuatro años y once meses, solo han contestado a las preguntas de la defensa.

J.V.C. y J.A.M.M. han asegurado que habían consumido drogas en abundancia en las horas previas al atraco: el primero ha hablado de trankimazin y transilium, y el segundo, de cocaína, heroína y pastillas.

F.C.P. ha asegurado, por su parte, que había actuado coaccionado por J.A.M.M. y que en varias ocasiones durante el suceso había tratado de desentenderse del golpe, pero que siguió adelante por las amenazas de aquel.

Los hechos se produjeron en la madrugada del 17 de agosto de 2010, cuando los atracadores, según el texto de la acusación, fueron al inmueble anexo a la sucursal, donde habían hecho un butrón, con la intención amenazar a punta de pistola a los empleados que entraran en el turno de mañana para que los condujeran hasta la caja fuerte.

No obstante, hicieron saltar la alarma silenciosa del banco y hacia allí se desplazó una pareja de la Guardia Civil, que sorprendió a dos de los atracadores, J.V.C. y J.A.M.M.

Entonces se produjo un tiroteo en el que J.V.C. resultó herido en el cuello, el agente con el que forcejeó y que finalmente lo redujo, herido de gravedad, y su compañero de patrulla, fallecido tras recibir varios impactos de bala.

El juicio comenzó pasadas las 10.30 con las cuestiones previas, en que los abogados de los acusados trataron de convencer a la sala de que el proceso debía juzgarlo un jurado, un extremo que ya había desechado previamente y que fue rechazado de nuevo.

Tras las declaraciones de los tres encausados se pasó a las pruebas periciales, de las que se dedujo que la pistola de J.V.C. disparó hasta siete proyectiles, mientras que del arma del agente salieron dos balas y otras dos que no fueron efectivamente disparadas, y que los tiros que alcanzaron a los agentes se realizaron a una distancia corta, en uno de los casos a quemarropa.

Entre los testigos que declararon destacó uno que el día de los hechos pasaba en una furgoneta por la calle y fue reclamado por el agente herido para que vigilase al supuesto homicida mientras volvía al interior para socorrer a su compañero que acabó falleciendo.

Este testigo, que se confesó "nervioso", ha relatado cómo J.V.C. trató de fugarse en la furgoneta, algo que logró evitar gracias a que el atracador estaba esposado y tenía problemas para engranar la marcha, de modo que pudo retirar las llaves del contacto a través de la puerta del copiloto.

Los otros dos acusados se habían fugado -el conductor, tras oír los disparos, y el otro atracador, aprovechando la confusión durante la refriega-, y a su detención posterior ayudó el pinchazo telefónico a la línea de J.A.M.M., a quien la Policía Nacional ya seguía la pista y tenía sospechas de que preparaba un golpe.

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