Una mujer entra en prisión por matar a su esposo en Paderne y guardar silencio

El cuerpo fue hallado un mes después gracias a un vecino, tras un crimen que podría mezclar dolencia mental y brujería
La puerta de la vivienda de Velouzás, en Paderne, en la que apareció el cadáver. CABALAR
photo_camera La puerta de la vivienda de Velouzás, en Paderne, en la que apareció el cadáver. CABALAR

Mató a golpes a su marido y, tras convivir unos días con el cadáver, ingresó en el Chuac de A Coruña a causa de sus dolencias psíquicas. Las mismas que pudieron influir en el delito de homicidio que ahora pesa penalmente sobre ella. Pero solo hasta cierto punto, o al menos así lo cree la jueza instructora de Betanzos, que no considera que las facultades mentales de esta mujer, Pilar G., de unos 60 años, estuviesen tan alteradas para no ser consciente de lo que hacía cuando dio muerte a su esposo, y por eso en cuanto le dieron el alta en el hospital le asignó el módulo de mujeres de la cárcel de Teixeiro como nuevo lugar de residencia, donde acaba de cumplir una semana. 

Le reprochó también la magistrada que no informase del fallecimiento de su marido, cuyo cuerpo fue localizado en el interior de la vivienda casi un mes después de su muerte, el pasado 20 de enero —la autopsia sitúa el óbito en los días posteriores a Navidad—, gracias al aviso de un vecino que se preocupó al no saber nada de quienes eran sus vecinos puerta con puerta en la aldea de Velouzás, en el municipio coruñés de Paderne

Era consciente el alertante del carácter huraño y esquivo del matrimonio en una parroquia donde todos se saludan por su nombre. Menos ellos, de quienes destacan su querencia por la brujería y fervor religioso; pero aún así al vecino le extrañó no saber nada de la pareja durante días. 

Tras la llamada de alerta, una dotación de emergencias formada por la Guardia Civil y los bomberos se desplazó hasta la vivienda, un chalé pareado cuyo portal de cristal dejaba entrever una montaña de correspondencia que evidenciaba toda ausencia de vida en su interior. Tras fracturar lo efectivos antiincendios una de las láminas de vidrio de la entrada, entraron y se encontraron, postrado en una cama y en descomposición, el cadáver del hombre. 

Aunque el macabro hallazgo tuvo lugar el 20 de enero y la autopsia determinó en los días posteriores que se trataba de una muerte violenta a raíz de "varios golpes en la cabeza", indica la Guardia Civil en una nota de prensa, la detención de la mujer no se produjo hasta hace exactamente una semana, el pasado día 1 de este mes. La demora en las diligencias vino motivada por la estancia de la mujer en el ala de Psiquiatría del Chuac, toda vez que los investigadores optaron por esperar a su alta para deternerla, en calidad de investigada por un "presunto delito de homicidio". 

Ingreso en Teixeiro 

Ese mismo día, la apresada pasó a disposición de la titular del juzgado de instrucción número 1 de Betanzos, que tras un breve interrogatorio decretó prisión provisional por considerar que "concurrían indicios suficientes" sobre su participación en los hechos. Así, en idéntica jornada Pilar G. fue conducida en una lechera de la Guardia Civil a la prisión de Teixeiro. 

Que el arresto, paso por el juzgado y encarcelamiento se produzca el mismo día es una circunstancia inusual, si bien en este caso, en parte por el tiempo transcurrido desde el crimen, los investigadores tenían las cartas ya marcadas y no hubo lugar a dudas.

¿Es la homicida imputable? 

Ana Sandamil y Santiago Cepeda son dos ejemplos de procesados este año en Galicia que han sido declarados culpables pese a planear sobre ellos la sombra de la enfermedad mental, con más o menos evidencias. 

Lo mismo ocurre, según los datos que han trascendido, con la homicida de Paderne, de quien sus vecinos resaltan sus supuestos problemas psíquicos. 

La instructora cree que actuó con consciencia y por eso la envió a prisión, aunque será en el juicio cuando se tome una decisión.