Christina en el nombre de Cristo

La coruñesa Christina Moreira defiende su labor pastoral como única presbítera en España. La Asociación de Presbíteras Católicas pide igualdad, pero sus partícipes están excomulgadas
Christina Moreira
photo_camera Christina Moreira

Incluso un pontífice considerado 'progresista' en su visión social como el papa Francisco ha manifestado su oposición a introducir cambios en el asunto. "Sobre la ordenación de mujeres en la Iglesia católica, la última palabra es clara y fue dicha por San Pablo II", declaró en noviembre tras reunirse la jefa de la Iglesia luterana de Suecia. Ni la escasez de sacerdotes hace mella en una norma esculpida en piedra, parte infalible de la tradición católica y herencia misma de la palabra de Cristo, que solo se rodeó de hombres para formar su grupo de apóstoles.

No obstante, la coruñesa Christina Moreira se acoge a los principios de que el cristianismo es una fe que, por su misma naturaleza, es igualitaria y se planta contra lo establecido, rebelde frente a las jerarquías y privilegios del status quo. Quebrar el derecho canónico, por tanto, le parece un acto de justicia social y, especialmente, moral y espiritual. Algo semejante a lo que Manuel Espiña, fundador de la Comunidade Cristiana do Home Novo a la que pertenece, hizo introduciendo el gallego en misa.

Moreira, que fue ordenada presbítera en Florida, alega que la Biblia nada dice del veto al sacerdocio a las mujeres


La Biblia nada dice de la prohibición del sacerdocio para la mujer, argumenta la también estudiante de Teología. Los caminos a los que conducen las interpretaciones de la palabra divina son inescrutables; heréticos o legítimos según a quién se pregunte. "Solo el varón bautizado recibe válidamente la sagrada ordenación", retumba la legislación católica sobre este sacramento, que sí está accesible a las féminas en el luteranismo y el anglicanismo. "Ya no hay judío ni gentil, esclavo ni libre, hombre ni mujer, porque todos sois uno en Cristo Jesús", replican otros citando la Epístola a los gálatas del apóstol Pablo. "La Iglesia no tiene de ninguna manera la facultad de darle a las mujeres la ordenación sacerdotal, y esta sentencia debe ser considerada de modo definitivo por todos los fieles", proclamaba Juan Pablo II. Dios creó a varón y hembra a su imagen, se remite al Génesis la Asociación de Presbíteras Católicas Romanas (ARCWP), el "movimiento de renovación y de justicia" en el que se adscribe Moreira junto a más de un centenar de curas y el cual aspira a "sanar siglos de misoginia" reclamando que las mujeres "presidan ante el altar y en todas las funciones de liderazgo en la Iglesia". Las siete primeras de ellas fueron ordenadas en 2002 en aguas del Danubio por un prelado objetor que les transmitió de su mano la sucesión de los apóstoles. Ocurrió, pues, fuera de la jurisdicción de los obispos a fin de liberarse de la autoridad que estos poseen sobre los presbíteros.

RESISTENCIA ACTIVA. El sacrificio en nombre de sus creencias, otro fundamento del cristianismo, bien lo ha cumplido Moreira, quien en 2015 tuvo que desplazarse hasta Florida para ser ordenada presbítera por la ARCWP; la primera de toda España. Y, como Job, asume con perseverancia las pruebas de la adversidad, ya que el Vaticano ha excolmulgado a todas estas mujeres sacerdote.

"La ordenación de esta señora es ilícita e inválida", sostiene el arzobispo de Santiago, en línea con el criterio de Juan Pablo II


"La ordenación de esa señora es ilícita e inválida, por lo que ni ella ni los fieles que la siguen celebran válidamente los sacramentos ni están en comunión con la Iglesia católica", reacciona el arzobispado de Santiago de Compostela para desautorizar cualquier sacramento que oficie Moreira. "Lo que hace esa señora tiene el mismo valor en la Iglesia que si hiciera filloas", atacan los fieles más inmovilistas.

Moreira tiene una camiseta rosa con alzacuellos que reza No te avergüences de lo que eres, muéstralo. La coruñesa se ampara en el efecto benéfico de sus actos, en su continuación del ministerio de Jesús, para pedir diálogo y apertura a Francisco. Hasta ahora, la denominada "teología femeninfemenina" del pontífice se reduce al anuncio de su intención de crear una comisión que estudie la posibilidad de que las mujeres puedan ser diáconas —un grado inferior al presbiterio y que puede realizar un servicio pero no administrar un sacramento—, amén de reivindicar que "la Virgen María era más importante" que apóstoles, obispos, diáconos y sacerdotes. Poder teórico, simbólico.

Mientras, con resistencia activa, Christina Moreira y la ARCWP esperan un progreso material, esta vez con el evangelio de Lucas en la mano. "Jesús llamó a las mujeres y a los hombres a ser discípulos", está escrito en él.

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