Más nocturnidad que alevosía

Caballero y Formoso recitan sus programas en un debate que evidencia dos proyectos muy diferentes para el PSdeG. Parte de la cita pivotó alrededor de las elecciones gallegas y Sánchez
Caballero y Formoso, minutos antes del debate. PSDEG
photo_camera Caballero y Formoso, minutos antes del debate. PSDEG

Gonzalo Caballero y Valentín González Formoso protagonizaron este miércoles un animado debate que consiguió enganchar a parte de la militancia pese a lo inusual de la hora, a la rigidez del formato y a algún que otro problema técnico en la emisión. Y aunque posiblemente la cita no decante las primarias, sí sirvió al menos para que ambos aspirantes llegasen con sus mensajes a muchos afiliados que no acudieron a los actos de campaña.

Conscientes de ello, tanto Caballero como Formoso emplearon buena parte de la hora y pico de debate para repetir las principales ideas fuerza de sus programas. El vigués reivindicó sus cuatro años al frente del partido, el avance en la mayoría de convocatorias electorales y su contribución a llevar a Pedro Sánchez a La Moncloa, por lo que pidió más tiempo para consolidar su proyecto.

Y enfrente, el pontés contrastó sus éxitos electorales en A Coruña y su política de integración frente al bacatazo de su rival en las autonómicas, que cree que fue "desmoralizador" para el PSdeG, por lo que demandó un golpe de timón.

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De hecho, las principales diferencias argumentales se produjeron en el diagnóstico actual del partido. Donde Caballero se felicitó por "frear" la tendencia descendente que arrastraba el PSdeG desde Touriño y achacó a su rival —en concreto a las provincias de A Coruña y Lugo— esa caída de votos, Formoso diagnostica una falta de tirón del candidato, "o peor valorado nas enquisas do CIS" y que tampoco levanta cabeza en las encuestas más recientes.

También fue la parte más animada del debate, donde igual que en la campaña a pie de calle Caballero fue más incisivo y enérgico en sus ataques, permitiéndose alguna broma fuera del guion ante un Formoso que fue fiel a su estilo: ni una palabra más alta que otra. Hubo puyas de ida y vuelta, especialmente cuando ambos candidatos confrontaron por ver quién era el más cercano a Pedro Sánchez, como si el presidente y líder del partido estuviese siguiendo el debate en directo. Caballero le afeó a Formoso su falta de apoyo en mítines y su ausencia en comités federales claves estos años, mientras que el pontés dejó entrever cierta conexión directa con Sánchez y recordó que fue de los primeros en impulsarlo cuando dio sus primeros pasos en 2014.

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SEGUNDO BLOQUE. Superada esa parte más orgánica, el debate decayó en intensidad, en parte porque las propuestas económicas, sociales, culturales o energéticas de ambos candidatos no son tan diferentes y en parte porque ya era medianoche. Coincidieron en cuestiones como el feminismo, la transición ecológica, la emigración, el empleo o incluso la reforma estatutaria y discreparon sobre la idoneidad de tender puentes o no con el PPdeG. Mientras Caballero le afeó el compadreo con la Xunta y el riesgo de un "abrazo do oso", Formoso recordó que no es dialogar con Feijóo lo que daña al PSOE gallego, sino brindarle la "maioría absoluta" en bandeja.

En este bloque, el coruñés lo tuvo más fácil, ya que pudo reivindicar su gestión en la Diputación para ilustrar sus políticas, algo que Caballero no pudo hacer en su papel de oposición.

Después, minuto de oro para ambos, en el que Caballero pidió un voto en "liberdade e rebeldía" por su proyecto "feminista, ecoloxista, galeguista e de esquerdas". Y Formoso apeló a la "ilusión" y la "unificación" como herramientas para ganarle al PP. Y al final, alguna broma para despedir un debate con más nocturnidad que alevosía.

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