El ministro de Asuntos Exteriores, Josep Borrell, ha querido condenar este viernes todas "las actuaciones intolerantes vengan de donde vengan y afecten a quien afecten", en alusión al escrache sufrido por la candidata del PP al Congreso por la provincia de Barcelona, Cayetana Álvarez de Toledo, con motivo de un acto de partido.
Borrell ha aludido a este caso durante su intervención en un mitin del PSOE en Ourense, en el que ha censurado que un "grupo de hiperventilados" le haya impedido expresarse a la candidata popular. "Mañana le puede pasar a cualquier otro", ha sostenido el ministro, cuyo discurso ha estado centrado en la conquista de "derechos" desde los valores socialistas frente a la dinámica de "mercancías" y primacía de los intereses privados que quiere imponer la derecha.
Durante su exposición, Borrell ha repasado temas como la educación, la sanidad o las prestaciones sociales y ha insistido en que son piezas clave de un sistema puesto en duda por algunos sectores y cuyo funcionamiento está intrínsecamente ligado a la política. "Las políticas pueden ser buenas o malas", ha sostenido, antes de advertir sobre las posibles consecuencias nefastas de una mala gestión de estos asuntos.
Asimismo, ha abierto la puerta a la inmigración como parte de la solución al grave problema demográfico que atraviesa España y ha subrayado que la entrada de migrantes obedece a una "necesidad mutua" para ambas partes.
En su intervención, Borrell ha tratado de forma tangencial tanto el auge de la ultraderecha como la cuestión soberanista en Cataluña y ha enmarcado ambas corrientes en el discurso emocional, que sirve para hacer política "de la peor clase" y "manipular las conciencias" de los ciudadanos.
Frente a estos movimientos, el responsable de Asuntos Exteriores ha apostado por "construir sociedades tan abiertas como cohesionadas", que dejen atrás las "perversas" fronteras "mentales" y los "prejuicios" que estas ideologías arrastran. Para Borrell, España está ante la "segunda gran oportunidad" de construir un país al que, recuperando viejos lemas socialistas, no va a conocer "ni la madre que lo parió" y, para ello, es preciso un Gobierno "que pueda gobernar sin estar pendiente de los apoyos parlamentarios que hemos tenido tan escasos en este año extraordinario".
