'Bestas', un símbolo en extinción

El número de caballos salvajes se reduce en los montes gallegos. Investigadores y propietarios advierten de las dificultades económicas para mantenerlos y de las trabas institucionales
photo_camera Dos caballos salvajes pastando en la sierra de O Forgoselo, en A Capela. CABALAR (EFE)

Cada vez menos caballos salvajes viven en las sierras de Galicia. En los últimos 50 años, la población de las conocidas como bestas ha caído a la mitad en los montes de la comunidad, a pesar de ser el pasto de la mayor población de estos animales de toda Europa. Están "en riesgo de desaparición". Esta la conclusión a la que ha llegado un equipo de investigadores de la Universidade de A Coruña (UDC), liderado por el doctor en Biología Jaime Fagúndez en el marco del proyecto Life GrazeLIFE. Hablar de cifras es complejo porque no existe un censo oficial de estos animales, puesto que "no está bien definido lo que son los caballos salvajes y cuales son sus características".

Existe una tesis doctoral de la década del 1970 que cifraba en unos 22.000 las bestas que tenían en las montañas gallegas su hábitat ideal. Las estimación parcial que se hace a día de hoy "indica que esta población se puede haber reducido hasta la mitad", como explica este investigador.

Para hacerse una idea de la tendencia, el presidente de la Asociación Rapa das Bestas de Sabucedo, Paulo Vicente Monteagudo, explica que "en 2005 había en la asociación entre 600 y 700 caballos y ahora hay una media de entre 350 y 400". Una situación similar se da en la Serra do Xistral, sobre la que el proyecto Life in common land, liderado por la Diputación de Lugo, indica en su web que la población de caballos salvajes gallegos ha descendido en los últimos años por motivos como el abandono de la actividad ganadera.

Las causas de esta reducción en el número de animales responden a múltiples cuestiones. La falta de rentabilidad económica de esta actividad, las dificultades para acceder a ayudas o la ausencia de reconocimiento de su valor cultural son algunas de ellas.

Fagúndez apunta al abandono de la actividad tradicional de caballos en libertad como una de las principales razones. "La gente no quiere o no puede mantener a los caballos, ya que no es una actividad rentable si tenemos en cuenta el precio de la carne del caballo en el mercado", puntualiza. Tampoco ayudan, explica el investigador de la UDC, las normas actuales, impulsadas principalmente por la Unión Europea, como la obligatoriedad de identificar a los caballos como un microchip.

En esta línea, las dificultades para acceder a subsidios en el caso de ataques de lobo son otro factor clave. "Al caballo gallego de monte le falta protección para sea un animal especial dentro de nuestra fauna", añade Monteagudo.

La falta de ayudas específicas, en la política agraria común (PAC) por ejemplo, se suma a los robos de ejemplares, ataques de lobos e instalación de parques eólicos en los espacios en los que viven.

El caballo gallego de monte es considerado por muchos el animal más representativo y valioso de la fauna salvaje de Galicia. Los besteiros, como se conoce a los ganaderos que manejan al animal, entienden su presencia en el bosque como crucial, ya que estos animales consumen la espesa vegetación del monte bajo, favoreciendo así la aparición de praderas para el pasto del ganado vacuno.

Tradición

Más allá de la Rapa das Bestas de Sabucedo, Fagúndez insiste en que el caballo salvaje "no está valorado culturamente en Galicia". Así, reivindica que podría tratarse de un elemento turístico "que no se está explotando" y que no se valora su singularidad.

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