Audasa recorta plantilla y multiplica los atascos pese a ganar más

La concesionaria de la AP-9, que cerró 2016 con 45 millones de ingreso neto, está en mínimos históricos de personal
Cabinas de peaje de la AP-9
photo_camera Cabinas de peaje de la AP-9

A diferencia de años atrás, ahora ya no hay que esperar ni siquiera a las fechas claves del verano para quedar atascado en los peajes de la AP-9. Las retenciones en la mayor red viaria de comunicación gallega pueden producirse cualquier día del año, como quedó demostrado esta Semana Santa, sin que la concesionaria actuase al respecto levantando las barreras o reforzando su plantilla.

Y aunque más de una vez Audasa, perteneciente al grupo Itínere, se escudó en la realización de obras o en episodios insólitos de mal tiempo para justificar el caos circulatorio, lo cierto es que la empresa prescindió de 85 de sus empleados en los últimos diez años, hasta situarse en 215 a finales de 2016, cinco menos que el anterior ejercicio y la cifra más baja de su historia, lo que explicaría que los peajes a lo largo del trazado de la autopista del Atlántico se conviertan cada vez más en cuellos de botella para el tráfico rodado.

Un recorte de personal inversamente proporcional además a la cifra de negocio de la compañía, cuya billetera se resintió algo durante la crisis por el descenso del número de usuarios, pero que vuelve a engordar hasta el punto de cerrar el año pasado con su cifra récord del último lustro: 45,05 millones de beneficios después de impuestos, casi medio millón más que en 2015, según los datos presentados a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).

NEGOCIO RENTABLE. La autopista del Atlántico es hoy la joya de la corona del grupo Itínere por el porcentaje de dinero que le reporta —aproximadamente el 82% del total—. Tras 36 años de uso en las que la vía de comunicación fue amortizada con creces, a Audasa todavía le quedan 31 años de explotación, hasta 2048, tras la controvertida ampliación de la concesión que firmó en su día el Gobierno de José María Aznar.

De la buena marcha del negocio se hacían eco días atrás El Correo Gallego o La Región que, atendiendo a esos datos de la CNMV, apuntaban a una cifra de negocio bruto al cierre de 2016 de 138,6 millones de euros, lo que representa un 3,3 por ciento más que el ejercicio precedente.

Tras unos años de crisis en los que el tráfico medio se resintió y la AP-9 perdió poder recaudatorio, las cifras actuales ya vuelven a ser como las anteriores a la recesión, con 20.000 automóviles diarios pagando sus peajes.

De esa cifra total de recaudación, Audasa destinó 76 millones al capítulo de inversiones, que están centradas en el tercer carril de Santiago de Compostela y en la ampliación del puente de Rande, una obra que sufren casi a diario los usuarios de un servicio de autopista que deja mucho que desear en base a su elevado precio.

SUBIR PEAJES. Ajena a estas quejas de los conductores, canalizadas en ocasiones a través de grupos políticos con escaso éxito, Audasa va más allá y no solo incrementa sus ingresos a la vez que reduce su plantilla, sino que se plantea subir los peajes aunque para ello tenga que llevar al Gobierno central a los tribunales. Así, la dirección de la firma es contraria a la rebaja de tarifas del 0,37% aprobada por el Ministerio de Fomento o a perder dinero adelantado para las obras de Rande o Santiago, por lo que exigirá más de 100 millones de euros de compensación.

Todo ello en un escenario incierto dada la intención unánime del Parlamento de Galicia de solicitar al Gobierno central la transferencia a la Xunta de esta infraestructura básica para la comunidad. Esta misma semana comenzarán los trabajos en ponencia sobre el texto modificado para 'burlar' la resistencia de Fomento a transferir la AP-9, para el que el grupo mayoritario, el PPdeG, confía en que exista "unanimidade", según el portavoz Pedro Puy.

Por el momento, del balance remitido por Audasa a la CNMV se desprende que la concesionaria no tiene ni un ápice de preocupación por esta cuestión, dado que ni se molesta en citarla, lo cual tampoco es un síntoma que invite al optimismo a los partidos.

PEAJES EN LA SOMBRA. Más allá de que Audasa quiera subir los peajes de la AP-9, existe otro punto controvertido en relación a esta vía: los peajes en la sombra. Cada gallego, la use o no, paga por ella hasta cinco euros al año, que no deja de ser dinero que sale de las arcas públicas para compensar a la concesionaria por aquellos tramos que son en teoría gratis para el conductor. Son unos 10 millones anuales o 81 en los últimos nueve años, según datos extraidos por La Región de Fomento y la Xunta.

Y no es además el único dinero público que acaba en las arcas de Audasa, ya que también hay que compensarla por las bajadas de tarifas pactadas durante la crisis (43 millones), la liberación del puente de Rande (5 millones), etc.

SUELDO DIRECTIVO. Al cóctel de indignación que provoca la gestión de la AP-9 entre los gallegos, sean conductores o no, se añade un último ingrediente: el sueldo de Andrés Muntaner Pedrosa. El director general de la compañía percibió 172.000 euros en 2016, prácticamente lo mismo que en 2015, 2014 o 2013, año este último en el que la compañía decidió duplicarle la nómina desde los 87.000 euros brutos que tenía asigados originalmente.

Así, el salario del principal directivo de Audasa permanece inalterable mientras la concesionaria de la AP-9 sustituye a los habituales cobradores de las cabinas de los peajes por máquinas, perjudicando el nivel de empleo en Galicia y empeorando un servicio que ya acumulaba quejas por aspectos como la limpieza o la seguridad.

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