El dueño de la explotación ganadera en la que aparecieron los restos de unas 40 vacas declarará ante la jueza responsable del caso y lo hará en calidad de investigado por un posible delito de maltrato animal, aunque tres entidades defensoras de los derechos de los animales intentarán, como acusación particular, que se le acuse, además, de un delito contra el medio ambiente.
A la espera de que se esclarezca el caso, las imágenes de la granja no dejan lugar a dudas sobre el estado en el que se encontraban los animales tras unos cuatro meses de abandono.
SACRIFICADAS. Pese a la petición formulada por el refugio de animales Santuario Gaia a través de la plataforma Change.org, no fue posible impedir que las 24 reses que quedaban vivas en la granja de Axulfe, en la parroquia chantadina de San Pedro de Viana, fuesen sacrificadas.
Fuentes de la Consellería de Medio Rural argumentaron que pese a que este departamento vigilaba el alimento y cuidado de los animales vivos después de que se encontrasen otros 40 muertos en la granja, el propietario tenía el derecho de decidir si vendía las reses, las sacrificaba o las mantenía en la parcela. La Administración solo tenía la competencia de dar curso al trámite por el que optase el dueño y, mientras éste no escogiese una alternativa, velar por el alimento y correcto cuidado de las reses.
El jueves a última hora de la tarde se trasladaron las vacas en camión a los mataderos más cercados a la explotación, entre ellos el de Monforte. La Administración autonómica ya había autorizado la operación y se procedió a la evacuación.
Las vacas, de raza frisona, llevaban al menos cuatro meses sin producir leche por sus malas condiciones sanitarias y su alimentación deficiente. Según fuentes de la consellería, ninguna de ellas podría volver a producir y tampoco había garantías de que todas pudiesen recuperar su salud porque algunas estaban en muy mal estado.
