La Fundación Franz Weber y la asociación animalista Libera han denunciado este domingo la venta de collares de descargas eléctricas "a pesar de su prohibición" en la ley de bienestar animal de Galicia, y han instado a la Xunta a realizar una "investigación exhaustiva" sobre su comercialización.
En un comunicado, las entidades han explicado que la entrada en vigor de la ley de bienestar animal de Galicia "hace casi ocho meses", introdujo una "importante novedad" con respecto a la protección de perros y gatos, como es la "prohibición de empleo de instrumentos o métodos dañinos de sujeción, retención o educación, como los collares eléctricos que produzcan descargas".
SANCIONES DE HASTA 5 MIL EUROS. De este modo, según han señalado los animalistas, este veto incluido en el artículo 9 del texto normativo, puede implicar "sanciones de hasta 5.000 euros", e "incluso la inhabilitación para la tenencia de animales de compañía por un máximo de cinco años" a aquellas personas que "violen" la legislación autonómica, "siendo considerada una conducta de carácter grave".
Sin embargo, tal y como han denunciado Libera y la Fundación Franz Weber, "con una simple búsqueda de cinco minutos en Internet, se detectan hasta una treintena de anuncios en diferentes plataformas y conocidas superficies comerciales que permiten comprar toda clase de collares de descargas eléctricas". Por ello, han instado a la Xunta a realizar una "investigación exhaustiva" sobre su venta.
PRINCIPALES COMPRADORES Y POTENCIA. En concreto, las organizaciones han asegurado que los collares de descargas tienen en "entrenadores poco éticos" y en cazadores sus "principales compradores", aunque "personas sin ningún tipo de formación ni conocimientos sobre etología --ciencia que estudia el comportamiento animal--, pueden comprarlos con cero restricciones en superficies comerciales dedicadas a productos deportivos o en tiendas de caza", lo que "evidencia la debilidad del veto normativo".
En este sentido, han manifestado su "preocupación" por la "continuidad de una práctica extremadamente cruel", de unos artefactos que son "capaces de descargar 6.000 voltios sobre el cuello de un perro, en algunos casos, durante 11 segundos".
