Angrois y Dani Rivas, presentes en la entrega de las Medallas de Galicia 2015

Ana Campos, viuda del comunicador Enrique Beotas, periodista que iba a bordo del tren que descarriló el 24 de julio de 2013, ha recordado a su marido, que decidió "amar Galicia" y el piragüista David Cal da el pésame a la familia del piloto

La tragedia ferroviaria de Angrois y la muerte del piloto de Moaña (Pontevedra) Dani Rivas han tenido hoy especial protagonismo en la emotiva ceremonia de entrega de las Medallas de Galicia 2015, al estar sendos sucesos en boca de dos de los premiados.

El piragüista de Cangas David Cal (1982), el deportista más laureado del olimpismo español y uno de los cuatro galardonados, ha dado el pésame a la familia del deportista Rivas y Ana Campos, viuda del comunicador Enrique Beotas, periodista que iba a bordo del tren que descarriló el 24 de julio de 2013, ha recordado a su marido, que decidió "amar Galicia".

Los otros distinguidos con las Medallas de Galicia este año han sido el escritor Xosé Neira Vilas y el oftalmólogo Manuel Sánchez Salorio, ambos artífices de un discurso intimista y muy cercano al recoger la máxima condecoración de la Comunidad.

El chanceler, el vicepresidente de la Xunta, Alfonso Rueda, ha leído el decreto de concesión de las Medallas de Galicia 2015 en su categoría de oro y el primero en hacerse con una de ellas, debido al orden establecido, ha sido David Cal, que el pasado mes de marzo se retiró de la alta competición, y se ha mostrado sorprendido porque nunca se imaginó estar en una gala así con Neira Vilas, el autor que despertó su pasión por la lectura con el célebre Memorias dun neno labrego (1961).

Con una exquisita humildad, ha confesado David Cal no saber qué méritos posee para ser uno de los distinguidos, pero, en todo caso, ha afirmado que más allá de los "éxitos puntuales", lo que destaca de su figura es la educación que recibió y que determinó su forma de vivir y de trabajar. "Esfuerzo, disciplina y competitividad", ha resumido, y ha agradecido a familiares, amigos, y a su por siempre entrenador Suso Morlán, que lo hayan orientado para "ser mejor cada día".

En la última parte de su discurso ha deseado suerte a un amigo suyo que se ha operado, por él ha espetado un "prohibido rendirse", y ha mostrado sus condolencias a la familia de Dani Rivas, que, con 27 años, se dejó la vida en un circuito en Laguna Seca.

El "jornalero de la palabra" Xosé Neira Vilas (Vila de Cruces, 1928) ha subido tras su "admirador" David Cal al atril y este hombre afable con una constante tendencia al asombro y dueño de un gran sentido irónico ha confesado que ojalá merezca la medalla, porque si no fuese así, su compromiso es dedicar "lo que me queda de vida y de energía" a esta causa. "Activista permanente" de la defensa de la cultura y de la lengua de Galicia, como se define este "xornaleiro das letras", Neira Vilas ha contado que su vida se ha tejido en base a dos "pasiones" que son inherentes a su persona, "Galicia y la vocación literaria".

Creador de decenas de libros, siempre en lengua gallega, ha contado Neira Vilas cómo era ver Galicia desde lejos, por la emigración, pero de esta experiencia ha destacado lo positivo, que es mucho, y ha celebrado los aportes de la emigración a su tierra natal, que no son menos. Su Medalla la ha dedicado el escritor, uno de los más destacados de la literatura gallega contemporánea que acaba de publicar Semente galega en América, a su mujer, la escritora cubano gallega Anisia Miranda, "que nos dejó hace seis años".

El oftalmólogo Manuel Sánchez Salorio (A Coruña, 1930), director del Instituto Galego de Oftalmología, y un ser de ferviente vocación humanista, ha observado que "sociológicamente nacemos todos los días en la mirada y en el afecto de los demás", algo que cobra sentido en una jornada como la presente. Después de recoger la Medalla, ha esperado, a partir de ahora, "no ser menos de lo que os he parecido" y ha dado, con simpatía, muchas gracias "en nombre de su ego".

Sánchez Salorio, que ha defendido siempre una medicina centrada en el paciente, ha asegurado que la enfermedad bien entendida "siempre es fuente de sabiduría" y se ha sentido propietario de una "deuda", de gratitud.

Ana Campos, la viuda de Enrique Beotas (Ávila, 1952-Santiago, 2013) ha hablado con la voz entrecortada en algún momento puesto que hoy, hace dos años, su esposo "hizo su último viaje a la tierra en la que permanecerá para siempre" y se dejó su vida en la curva de A Grandeira, por la que pasó el Alvia que cubría la ruta entre Madrid y Ferrol.

De Beotas, que se definía como gallego pese a no haber nacido en este lugar, ha desvelado que él eligió amar a Galicia y cuando se escoge "algo o alguien a quien amar, siempre es de verdad".

El amor a Galicia de Enrique Beotas lo llevó a crear "Galicia, sexta provincia", diez volúmenes de entrevistas con más de 300 gallegos de adopción como él.

El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, que ha cerrado el acto, ha reparado en que este viernes se han juntado el deporte, la literatura, el periodismo y la medicina, y ha afirmado que "la clave de nuestros éxitos más recientes no está en la división, ni por cuestiones de pensamiento ni por cuestiones generacionales".

En este "palmarés de gallegos de bien no se exige comulgar con ningún dogma ni poseer ningún carné que acredite procedencia alguna. En él caben todos los que trabajan y quieren a esta tierra", ha expuesto.

De la parte musical se ha encargado, al inicio, la vocalista Guadi Galego que ha interpretado Chea de vida y Mergullei y, al cierre, la mezzosoprano Nuria Lorenzo que, con acompañamiento de piano, ha puesto voz a Camiño Longo y al Himno de Galicia, tras el cual ha llegado el broche final con la habitual foto de familia.

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