A Magdalena, al rojo vivo

El ambiente en la grada y varios momentos de la celebración (Foto: M. Roca)
photo_camera El ambiente en la grada y varios momentos de la celebración (Foto: M. Roca)

La fiesta se prolongó hasta bien entrada la madrugada -en algunos casos incluso hasta el amanecer- pero la ocasión bien lo merecía. El Rácing Vilalbés hacía historia este domingo al lograr por primera vez su clasificación para una fase de ascenso a Segunda B, un hecho que quedará como un gratísimo recuerdo del 80 anivesario del club, y los jugadores, cuerpo técnico, directivos y aficionados lo celebraron por todo lo alto.

La alegría empezó ya antes del partido contra el Narón, con una afición volcada desde mediodía que se juntó para bajar temprano para el estadio de A Magdalena. A las 17.25 horas los jugadores saltaban al césped para calentar y lo hacían en medio de una cerrada ovación de los aficionados. Ellos lo agradecieron brindando aplausos a las decenas de espectadores enfundados en las camisetas conmemorativas que se encontraban en la grada.

Tras un jarro de agua fría por el gol del Narón, la adrenalina volvió a subir con el tanto del empate de Dani, el pichichi, un año más, del equipo chairego. El punto era suficiente para asegurar la cuarta plaza, pero el Vilalbés quería cerrar la temporada por todo lo alto. Justino volvió a hacer estallar de júbilo a la parroquia vilalbesa al hacer el (2-1) definitivo.

El pitido final conllevó cánticos, saltos, invasión de campo de decenas de aficionados, manteos y, sobre todo, el agradecimiento de los jugadores a la afición por el apoyo mostrado a lo largo de la temporada y la implicación masiva del pueblo en el partido más importante de la historia del club.

La celebración se trasladó a la parte alta de las gradas y la cerveza corrió en la cantina, pero más por encima de las cabezas y la ropa de los presentes que por las gargantas. El baño de cerveza fue lo más parecido al tradicional paso por las duchas para todos que hubo en esta ocasión, y los jugadores no tuvieron piedad de aquellos que se acercaron a donde ellos se encontraban.

Otra diferencia con respecto a la celebración del ascenso a Tercera División de hace dos años fue que no hubo vuelta de honor al campo subidos todos al chimpín, aunque a alguno le quedaron las ganas de repetirlo. Lo sustituyó un recorrido por las calles de Vilalba subidos al remolque de un camión antiguo, ondeando una gran bandera roja y verde, que precedió a una animada fiesta en el Centro Cultural e Recreativo. La ocasión bien lo merecía.

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