Breohistorias 🖊 Malos recuerdos

Raúl López y Jesús Lázare, en la Final a Cuatro de Cáceres. XESÚS PONTE
photo_camera Raúl López y Jesús Lázare, en la Final a Cuatro de Cáceres. XESÚS PONTE

Hace casi treinta años que un equipo de San Sebastián no juega en Lugo un encuentro de la máxima categoría. El último fue el Askatuak el 11 de abril de 1989, en un partido que acabó con triunfo del Breogán (93-74).

Con el actual Gipuzkoa, fundado en 2001, los duelos en la Liga Endesa son inexistentes, mientras que en la LEB Oro fueron pocos: cinco, pero intensos, y en dos ocasiones de recuerdo muy amargo para el Breogán.

El 31 de mayo de 2008 es una fecha maldita en la larga historia del Breogán. Posiblemente haya sido la mayor decepción sufrida por la afición del equipo lucense en el más de medio siglo de existencia. Era la segunda temporada en la LEB tras el frustrante descenso desde la ACB y el Breogán, con Raúl López como presidente, había hecho un importante esfuerzo para completar una plantilla que devolviera al conjunto lucense a la élite del baloncesto. Paco García, el entrenador que ya había ascendido anteriormente al equipo, estaba al frente de jugadores como Daniel Clark, Daniel Kickert, Nacho Ordín, Ricardo Morentin, Betinho, Dani López, Mou Jeffers, Zach Morley, Tiras Wade...

El Leche Río Breogán, como se denominaba en aquella temporada, no fue capaz de conseguir el ascenso directo —el primer clasificado fue el Zaragoza— pero se clasificó para la final a cuatro, que disputaron además del equipo lucense, el Alicante, el Gipuzkoa —los tres igualados al final de la fase regular con 24 victorias— y el Tenerife, con 19 triunfos.

En semifinales, a los de Paco García les correspondió medirse con el Bruesa Gipuzkoa, que por aquel entonces dirigía Pablo Laso y que contaba con jugadores de la calidad de Salva Arco, Ricardo Úriz, Andy Panko, Bernard Hopkins, David Doblas o Vítor Faverani; un equipazo. Pero la moral entre los breoganistas estaba a tope. Los lucenses habían ganado la Copa Príncipe en esa campaña —derrotando primero al Zaragoza y luego al Alicante en la final—, habían finalizado la fase regular con nueve triunfos en las diez últimas jornadas y, por si fuera poco, al Gipuzkoa, en el partido anterior al disputado en tierras extremeñas, el conjunto lucense le había pasado literalmente por encima (83-61).

Todo ello derivó en un desplazamiento masivo a Cáceres. En coches particulares y autobuses los aficionados lucenses monopolizaron la animación en el Pabellón Multiusos de Cáceres. En las gradas no había más que banderas gallegas y bufandas del Breogán. Todo estaba preparado para la gran fiesta del retorno.

Pero el guion fue otro. Un mal segundo cuarto de los de Paco García (27-13 de parcial) acabó con el sueño, porque en la segunda parte el Breogán fue incapaz de recuperar la desventaja del marcador. Minutos antes de la finalización del partido toda la algarabía de las gradas se fue transformando en decepción, en tristeza y finalmente en llanto.

En la temporada 2016-17, Gipuzkoa y Breogán llegaron a la jornada 27ª igualados en la primera posición con 18 triunfos. El Pazo vestía como en las grandes tardes, pero el Breogán falló (86-92) y se despidió del ascenso.

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