Breohistorias 🖊 Breo, Obra... y La Casera

Un doloroso antecedente del Breo-Obra. J.VÁZQUEZ
photo_camera Un doloroso antecedente del Breo-Obra. J.VÁZQUEZ

Partido de rivalidad. Así rezan la mayoría de los titulares para referirse al encuentro que esta tarde disputan el Cafés Candelas Breogán y el Obradoiro. Y la verdad es que salvo por la proximidad y por tratarse de los dos equipos gallegos que militan actualmente en la Liga Endesa lo de rivalidad es una consideración que va un poco ancha si se atiende a la historia de estas dos entidades.

Para empezar será la primera vez que los dos equipos se enfrenten en la máxima categoría del baloncesto español. Lejos, por lo tanto, de los 17 encuentros que protagonizaron Breogán y Oar Ferrol o los 15 ante el Ourense, contabilizando solo los de la Liga ACB. En realidad, Breogán y Obradoiro se han enfrentado en muy pocas ocasiones y, además, siempre en planos o con objetivos muy distintos. Así, desde la temporada 1974-75 a la 1987-88, siempre en la segunda categoría nacional, se produjeron ocho partidos entre estos equipos con siete triunfos lucenses. La única victoria de los compostelanos se produjo  en la campaña 1977-78 (103-88). Eran tiempos en los que el Breogán siempre era aspirante al ascenso mientras que sus vecinos casi siempre se veían obligados a luchar por mantener la categoría.

La situación varió desde que el Obradoiro volvió al baloncesto profesional. La coincidencia se produjo, como no podía ser de otra forma, en la LEB Oro en la campaña 2010-11 y en este caso la superioridad del Obradoiro, después de una campaña en la ACB, fue incuestionable. Se impuso en los cinco partidos jugados esa temporada, dos de la fase regular y tres de play off de ascenso.

Y es que en realidad la relación entre el Obradoiro y el Breogán, o el baloncesto lucense, siempre había sido ejemplar, a lo que contribuyó tanto los lucenses que jugaron en el equipo de Santiago, como Luis Chao, Pirulo, Armando Méndez o Pepe Conde, o el trasvase de jugadores entre el club lucense y el Obradoiro, con jugadores como Andrés Caso, Paco Dosaula, Victor Anger, Julio Torres, Jimmy Wright o, últimamente, Alberto Corbacho. Es más, tampoco faltaron históricamente las ayudas entre los clubes de las dos ciudades. A poco de llegar a la Primera B, por ejemplo, el  Obradoiro se enfrentaba en Santiago a La Casera. Los primeros necesitaban el triunfo para alcanzar sus objetivos, mientras que los lucenses, que tenían en sus filas a Pepe Conde, Antonio Seral o Bob Fullarton, ya estaban clasificados para la fase de ascenso —se disputó en Sevilla y en la misma ascendió el Breogán—. Fue aquel un partido que no olvidó ninguno de los protagonistas. Nunca volvieron a jugar un duelo tan amigable como aquel, en el que, obviamente, el triunfo cayó del lado que tenía que caer. El del Obradoiro.

No conviene confundirse. Tradicionalmente los clubes de Lugo y Santiago han convivido en perfecta armonía. La rivalidad que ahora se pretende es artificial. No hay que engañarse, los desencuentros que se han producido estos últimos años no tienen un origen deportivo. Es el despecho por el abandono de un presidente que cambió de club, hoy ya una anécdota. Ojalá todo vuelva a ser solo baloncesto.

Un doloroso antecedente
El último partido oficial en el Pazo fue el 18 de mayo de 2011. El Breogán caía ante el Obra en el tercer partido de la serie por 54-77, tras dos contundentes derrotas en Santiago también por más de 20 puntos, sin posibilidad alguna, hundidos en los tiempos oscuros de la LEB.

En Lugo jugaban, por ejemplo, Feldeine, Betinho, Forcada o Oliver Arteaga (en la foto, el temporero Hicks, con la peña). En el Obra, patrocinado por Blusens, destacaban Corbacho, Junyent, Michael Ruffin o Bernard Hopkins 

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