PERFIL

Yolanda, profeta lejos de su tierra

Criada en el ambiente sindicalista de Ferrol, la ministra y futura vicepresidenta no empezó a cotizarse en política hasta que dio el salto a Madrid, donde recoge los frutos que Galicia le negó
Yolanda Díaz. EFE
photo_camera Yolanda Díaz. EFE

Yolanda Díaz Pérez (Fene, 1971) tuvo que esperar casi hasta los 50 años —los cumplirá el 6 de mayo— para recoger los frutos de toda una vida sachando en la política, una cosecha que empezó a sembrar en cuanto la edad le permitió afiliarse al Partido Comunista de España y en la que trabajó sin descanso en leiras de todo tipo y condición.

Fue dirigente orgánica de partidos como Esquerda Unida y el PC en Galicia, teniente de alcalde y concejala en el Ayuntamiento de Ferrol, diputada en el Parlamento gallego y referente del rupturismo cuando Age era un experimento. Esa fue su etapa gallega, dos décadas en la que se bregó como política y que tuvieron siempre un desenlace común: el sinsabor de quedarse a las puertas del éxito.

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En 2005 fue candidata de EU a la Xunta y fracasó con apenas 10.000 votos. En 2007 lo intentó con la alcaldía de Ferrol, pero pese a su resultado histórico el bastón de mando fue para el socialista Irisarri y ella se quedó de teniente de alcalde, aunque solo un año porque la coalición estalló. En 2012 la alianza de EU, Anova, Equo y Ecosocialistas sorprendió en las autonómicas con Beiras a la cabeza, pero una vez más Yolanda Díaz se ahogaba en la orilla, porque Feijóo renovó su mayoría absoluta.

EL SALTO A MADRID. Precisamente fue esa campaña electoral de las autonómicas de 2012 la que afianzó la conexión de la ferrolana con un todavía anónimo Pablo Iglesias, que asesoró a Age y que más tarde reproduciría el modelo gallego para fundar y catapultar Podemos y su pacto con IU. Desde entonces, el tándem Díaz-Iglesias ya no se separaría jamás.

Entre las virtudes de Yolanda Díaz, además de su ilimitada capacidad de trabajo, destaca un don sobrenatural para estar donde hay que estar cuando hay que estar. Y así se demostró cuando en 2015, con Age ya haciendo aguas en el Parlamento por la división interna, la ferrolana encontró la vía de escape perfecta de O Hórreo: la llamada de Pablo Iglesias para que integrara la candidatura de Podemos —en Galicia se llamó En Marea— para las generales. Ese sería, sin duda el paso más importante de su carrera. Porque fue pisar Madrid y triunfar.

Díaz explotó al máximo sus virtudes para hacerse hueco en el Congreso: buena en el debate y el discurso, entrega de 24 horas al trabajo y un don de gentes en la distancia corta con el que conquistó a prensa y opinión pública. En el ránking del Congreso apareció en el pódium de diputadas más activas.

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Y mientras Yolanda Díaz iba tejiendo su nueva red en la capital, iba rompiendo amarras con una Galicia que adora como tierra —especialmente las playas de Ferrol— pero que nunca la recompensó como política. En 2017 dejó de ser coordinadora nacional de Esquerda Unida —partido que abandonaría de forma definitiva dos años después— y fijó su punto de mira en Madrid.

El resto vino rodado. Cuando en España PSOE y Unidas Podemos negociaron un Gobierno de coalición una cartera llevaba el nombre de la ferrolana, que supo exprimir al máximo las posibilidades de un ministerio con pocas competencias sobre el papel. Pese a ser la responsable del empleo logró evitar la quema de la crisis con medidas históricas como los Erte y con importantes acuerdos en el marco del diálogo social. A diferencia de sus colegas de partido, la sensación general es que con Yolanda Díaz se puede hablar. Y eso, en la política actual, supone ser mejor que la mayoría.

LA NUEVA ETAPA. Así es esta hija y sobrina de sindicalistas históricos de Ferrol —Suso y Xosé Díaz—, casada con un exjugador del Oar Ferrol y madre de Carmela, la niña a la que sacó con ella en campaña siendo bebé. Licenciada en Derecho y con tres posgrados, sus detractores la acusan de ser trepa y dejar un reguero de cadáveres políticos en Galicia, mientras sus defensores aseguran que simplemente tiene las cosas claras.

Lo que dice la realidad es que Yolanda Díaz es de las ministras más valoradas, incluso por el PSOE —donde incluso gustaba para liderar el PSdeG— y ahora es también la favorita para relevar a Iglesias en Podemos.

Tiene por delante lo que parece una carrera prometedora. De momento en Madrid. Pero quién sabe si volverá para ser profeta en su tierra.

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