Sánchez insiste en que no hay "plan B" y las alternativas "son experimentos"

Con tono conciliador, el presidente se ha empleado a fondo en el Senado para defender la prórroga, que será sometida a votación este miércoles
Pedro Sánchez, durante su comparecencia en el Senado EFE
photo_camera Pedro Sánchez, durante su comparecencia en el Senado. EFE

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha dedicado los 21 minutos que le concede el Senado para responder en los plenos de control a la oposición a emplearse a fondo en la defensa de las bondades del estado de alarma, cuya prórroga peligra por culpa del PP, para combatir eficazmente el coronavirus.

"Yo creo que no se arrepentirá, ni usted ni su grupo parlamentario", ha asegurado Sánchez al portavoz del PP, Javier Maroto, en una suerte de oferta final para no vetar esa prórroga para la que, insiste una vez más, no hay "plan B".

Sostiene el presidente que el confinamiento funciona contra la covid-19 y que es preciso mantenerlo, aunque ya esté en proceso de desescalada, verdadero campo de minas en la otra batalla que tiene que resolver el Gobierno con las comunidades autónomas.

Y es que Maroto, en sus siete minutos de pregunta y réplica, no le ha dejado muchos resquicios para la esperanza, ya que, a una jornada de la votación que mañana consumará el pleno del Congreso, el PP ya ha dejado claro que no apoyará la prórroga, sin saber aún si votará en contra o se abstendrá.

Para el senador del PP, ese estado de alarma que en marzo era necesario para "proteger" a los españoles ahora es solo una "herramienta" para proteger al presidente, al que ve "atrapado". Como salvavidas, le ha soltado el plan alternativo de su partido.

Sin embargo, Sánchez ha evitado atacar directamente a su oponente y ha preferido insistir una y otra vez en la validez de este "instrumento constitucional".

Solo ha utilizado mayor contundencia para rebatir las acusaciones de Maroto sobre el "plantón" que dio a los presidentes autonómicos en la Comisión General de Comunidades Autónomas del jueves pasado.

Como también faltaron el presidente gallego Alberto Núñez Feijóo, y el de Andalucía, Juan Manuel Moreno, Sánchez se lo ha restregado al portavoz del PP, ante quien ha presumido de dialogar como nadie, es decir, como ningún otro presidente, con las autonomías, gracias a sus videoconferencias de los domingos.

Hacía 70 días que Pedro Sánchez no pisaba el hemiciclo del Senado, le ha insistido por su parte al formular su pregunta la portavoz de Cs, Lorena Roldán, también quejosa de su ausencia.

Es decir, que la última vez en que acudió a la Cámara Alta el hemiciclo todavía estaba lleno, era posible estrecharse la mano e incluso besarse, y había un bar abierto al final del pasillo.

Hoy, debido a la pandemia, apenas se contaba una treintena de senadores sentados en el hemiciclo, convenientemente separados unos de otros, desperdigados en su amplia variedad parlamentaria y que han entrado con sus mascarillas puestas para luego depositarlas donde han podido y preguntar a cara descubierta.

Como Lorena Roldán, segunda interpelante de Sánchez, quien ha lanzado toda su artillería dialéctica contra él para subrayarle que Ciudadanos siempre busca el acuerdo y afearle su falta de ideas.

Porque, en su opinión, el presidente del Gobierno está obligado a tener un plan B, C, y D, si fuera necesario, para atender a los españoles.

A Sánchez no le ha preocupado aclararle que no es que no tenga otros planes sino que el que está en marcha, el confinamiento, funciona y, como requiere del estado de alarma, "no hay otra alternativa". Y lo demás, "experimentos".

De nuevo, tono conciliador para emplazar a Ciudadanos a apoyar mañana, en la Cámara Baja, la ansiada prórroga.

La tercera pregunta a la que ha respondido ha sido formulada por el senador de Más Madrid Eduardo Fernández Rubiño, quien ha cumplido un curioso papel al atacar sin contemplaciones, él sí, al PP, por "jugar a la ruleta rusa con los ciudadanos por un puñado de votos".

Este senador, uno de los más jóvenes de la Cámara, asegura sentir "profunda pena" porque el PP "entre en campaña electoral en mitad de una emergencia nacional" como la de la pandemia, ha dicho antes de interesarse por el futuro que espera a los jóvenes poscoronavirus.

El presidente le ha garantizado que hará lo posible por esos jóvenes que están padeciendo "la crisis de nuestras vidas" y, tras contestarle con abundancia de cifras y datos, se ha quedado un rato en el escaño repasando su teléfono.

Ha saludado en la distancia al portavoz del PSOE, Ander Gil, y después se ha marchado mientras la sesión continuaba, hoy con trece ministros interpelados, libres en los pasillos vacíos de atender preguntas de los periodistas.
Y al fondo, el bar siempre cerrado

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