Mariano Rajoy y Manuel Maza cierran filas con el fiscal jefe Anticorrupción

El día en el que la oposición ha arremetido con toda su fuerza contra la gestión que el Ejecutivo y la Fiscalía han hecho del caso Lezo, el principal señalado, el fiscal jefe Anticorrupción, Manuel Moix, ha recibido dos avales clave: el de su jefe, José Manuel Maza, y el del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy.

Un respaldo evidenciado en una jornada parlamentaria casi monográfica sobre corrupción y, más concretamente, sobre el caso Lezo, con el citado Moix y el secretario de Estado de Seguridad, José Antonio Nieto, como principales protagonistas. Ambos han recibido un nítido respaldo del Gobierno (y del fiscal general del Estado en el caso de Moix), pero también la exigencia de dimisión de los partidos de la oposición, que, en el caso del PSOE, pretende además reprobar al ministro de Justicia, Rafael Catalá.

A Moix le consideran desacreditado por obstaculizar las investigaciones del caso que ha llevado a la cárcel a Ignacio González, y a Nieto por la sospecha, alentada por el escrito de los fiscales conocido ayer, de que avisó al hermano del expresidente madrileño de que estaban siendo investigados.

En el comienzo de la jornada, en la sesión de control al Gobierno, Rajoy ha defendido sin dudarlo a Manuel Moix, a su juicio, un "profesional con amplia y exitosa trayectoria" que actúa con "total independencia y plena responsabilidad".

Poco después ha sido el propio Catalá quien lo ha hecho en términos similares y, ya por la tarde, en una sesión monográfica sobre el asunto, José Manuel Maza, y de nuevo el ministro de Justicia.

Maza ha sido tajante al exponer que no piensa dimitir ni cesar al fiscal jefe al no apreciar "un solo dato objetivo" que le lleve a dudar de él. El fiscal general ha admitido que, antes de nombrarle, conoció una grabación en la que Ignacio González indicaba que Moix era su favorito, pero ni le extrañó ni le hizo cambiar de idea.

José Manuel Maza ha considerado "insólito" el "manto de sospecha" con el que se juzga a la Fiscalía y ha arremetido contra los medios de comunicación. De hecho, una de sus propuestas es endurecer la ley para evitar que se publiquen filtraciones.

Catalá ha negado de nuevo interferencia alguna. "No hay quien levante un teléfono para decirle a un fiscal lo que tiene que hacer", ha aseverado. Y ha advertido de que los diputados acusan al fiscal "de lo más grave" de lo que se le puede acusar, de prevaricar.

La defensa cerrada que todos ellos han hecho de Moix no ha convencido a la oposición. Todos los partidos han exigido su cese inmediato salvo Ciudadanos, que cree que no debe seguir, pero ha preferido dejar que Maza actúe sin pedírselo, según ha explicado su diputado Ignacio Prendes. El PSOE va más allá y ha dado el primer paso para presentar una moción la semana próxima con el objetivo de que el Congreso repruebe al responsable de Justicia.

La Fiscalía era uno de los vértices del caso Lezo a examen este miércoles en el Congreso; el otro era el de el número 2 de Interior, quien ha dejado claro que no piensa dimitir y quien ha recibido el respaldo del ministro, Juan Ignacio Zoido.

Nieto ha comparecido en sede parlamentaria por otros asuntos, pero ha aprovechado para hablar de su polémica reunión con Pablo González -hermano de Ignacio y también detenido por el caso Lezo-, tan solo dos días después de que se grabara a los hermanos referirse a una posible búsqueda de apoyos en la Policía o en Interior.

El propio Moix ha dicho que Nieto "no tiene nada que ver" con el caso Lezo a pesar de que un escrito de los fiscales mencionaba una "presunta investigación chivada" del secretario de Estado.

Pese a que buena parte de la oposición sostiene que debe dimitir, él ha recalcado que no ha hecho nada de lo que deba arrepentirse y que no tiene nada que ver con un posible chivatazo a los hermanos González.