Ivana Moral, la mujer de 48 años a la que su exmarido deberá compensar con 204.624 euros por el trabajo en el hogar que realizó durante los 25 años de matrimonio, recibió la noticia como "un balón de oxígeno" desde el punto de vista económico, pero, sobre todo, como "una victoria moral".
Su abogada, Marta Fuentes, explicó que la mujer, que vive desde hace unos años en Vélez-Málaga, está "supercontenta" tras conocer la sentencia, que supone para ella "un reconocimiento" tras más de dos décadas ayudando a su marido en sus negocios y cuidando de la familia y el hogar.
"La sentencia reconoce que tu vida vale, que tu trabajo y apoyo vale, que estar en la sombra tiene un valor y un precio y se ha cuantificado", subrayó Fuentes, que recuerda, no obstante, que el fallo es recurrible y que el exmarido ya ha comunicado su intención de hacerlo.
Moral se casó en junio de 1995 en régimen de separación de bienes, por lo que cuando se divorció, en 2020, se quedó sin nada, porque todo el patrimonio estaba a nombre de su entonces marido.
Hace cinco años la mujer se presentó en el despacho de abogados de Marta Fuentes "asustada" y "superdesvalida", con dos hijas, sin patrimonio, sin ingresos, sin experiencia profesional y "sin saber los derechos que le correspondían en su situación".
Fuentes decidió entonces presentar una demanda para reclamar una compensación por el trabajo doméstico realizado por la mujer durante el matrimonio, ya que desarrolló todas las tareas del hogar "en exclusiva" y el cuidado de las dos hijas en común, y ayudó a su marido en el trabajo –tenía una cadena de gimnasios– sin percibir remuneración alguna.
El hombre, según la resolución judicial, ingresa mensualmente más de 3.000 euros y tiene un patrimonio de hasta seis millones.
El objetivo, apunta la abogada, era "recompensar o equilibrar" esta situación recurriendo al artículo 1.438 del Código Civil, que recoge la denominada indemnización compensatoria por dedicación a las tareas domésticas.
Ivana Moral fue "un apoyo absoluto de su marido", que aumentó considerablemente su patrimonio durante el matrimonio. Ella "se formó expresamente para ser monitora en esos gimnasios", aunque jamás estuvo dada de alta en la Seguridad Social ni percibió un salario. "Lo que entraba en casa era de los dos, hasta que llega un punto que la relación se rompe y todo es de uno", evocó.
Los 204.000 euros que se reclaman de compensación "no se piden al azar", precisa Fuentes, sino que es "un sumatorio simple", el del salario mínimo interprofesional (SMI) de todos los años de matrimonio de la pareja.
