La pieza de los Ere enfrenta hasta a diez años de cárcel a 22 acusados

La audiencia de Sevilla juzga si se crearon o mantuvieron un sistema de reparto "arbitrario" sin convocatoria pública y eludiendo el "control" y fiscalización de ayudas públicas sociolaborales

José Antonio Griñán y Manuel Chaves. AEP
photo_camera José Antonio Griñán y Manuel Chaves. AEP

Veintidós personas que han tenido responsabilidades en la Junta de Andalucía en las últimas tres décadas se enfrentarán desde este miércoles al banquillo en la denominada "pieza política" de los Ere acusados de delitos cuyas penas van entre los dos y los diez años de prisión.

La audiencia de Sevilla juzga si, con distinto grado de participación según sus años en el Gobierno y competencias, crearon o mantuvieron un sistema "particularísimo" para el reparto "arbitrario" sin convocatoria pública y eludiendo el "control" y fiscalización previa de ayudas públicas sociolaborales para empresas en crisis que sumaron 854 millones de euros, parte de los cuales acabó en manos de "entidades y personas que no reunían los criterios" y "en cuantía improcedente".

Es así como describe el juez que remató la instrucción, Álvaro Martín -tras cinco años en los que el caso pasó por la jueza Mercedes Alaya, quien lo abrió, y su sucesora María Núñez, quien lo dividió en piezas-, el "procedimiento específico" del que se dotó el Gobierno andaluz para dar esas ayudas en "un mal entendido espíritu de agilización del funcionamiento de la administración".

Para ello en 2001 el consejero de Empleo, entonces José Antonio Viera, y el director de la agencia pública IFA (luego IDEA), entonces el viceconsejero y director del mismo Antonio Fernández, suscribieron un convenio por el que el ente público, dependiente de la Consejería de Innovación, se convertía en organismo pagador de las ayudas con dinero de la Junta mediante transferencias de financiación que eran aprobadas por el Consejo de Gobierno y en las leyes de presupuestos anuales.

Por ello, los 22 acusados de delitos de prevaricación, asociación ilícita y, salvo 7 de ellos, malversación, son excargos de Empleo (Viera, Fernández, Agustín Barberá, Javier Guerrero, Juan Márquez, Juan Francisco Sánchez -que también fue de Innovación e IFA-, Javier Aguado y Lourdes Medina), Innovación (Francisco Vallejo, Jesús María Rodríguez), IFA (Jacinto Cañete y Miguel Ángel Serrano) y Hacienda (José Antonio Griñán -luego presidente-, Magdalena Álvarez, Carmen Martínez Aguayo, José Salgueiro, Antonio Estepa y Antonio Lozano).

Completan la lista los máximos responsables del Consejo de Gobierno cuando se decidió implantar este sistema de ayudas (el presidente Manuel Chaves y el consejero de Presidencia Gaspar Zarrías) y los responsables de la Intervención (Manuel Gómez) y los servicios jurídicos de la Junta (Francisco del Río) que no advirtieron de la presunta ilegalidad del sistema ni lo frenaron.

El delito de prevaricación, por el que la Fiscalía y las acusaciones de PP-A y Manos Limpias piden 10 años de inhabilitación para los 22 acusados, obedece a que según el instructor, todos ellos "mediante un concierto expreso o tácito han dictado una pluralidad de resoluciones contrarios a derecho del modo más grosero".

La malversación de caudales públicos, que las acusaciones imputan a 15 acusados para los que piden 6 u 8 años de cárcel y 20 de inhabilitación, obedece a que el sistema se mantuvo pese a que desde 2003 la Intervención de la Junta y varios informes de auditorías alertaban de "deficiencias e irregularidades".

Estos informes iban dirigidos a los consejeros de Hacienda (por eso Griñán sí está acusado de este delito y Chaves no) pero también a los departamentos que daban las ayudas (Empleo, Innovación e IFA). El interventor está imputado también porque avisó pero no paralizó el sistema.

El PP-A acusa además a todos de un delito de asociación ilícita, por el que solicita dos años de cárcel, al considerar que se confabularon para tejer una "red clientelar". Para demostrar todo ello, en el juicio que empieza este miércoles declararán 62 testigos y peritos pedidos por la Fiscalía (entre ellos cuatro de la Intervención General del Estado que en la instrucción hizo un informe según el cuál el sistema era ilegal).

Las defensas sostienen lo contrario y tratarán de demostrarlo con al menos otros seis peritos (propuestos por Griñán, Martínez Aguayo, Antonio Fernández y Magdalena Álvarez) y otro medio centenar de testigos, entre ellos algunos eximputados.

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