Pastor vivió uno de los ''peores momentos de su vida'' con el falso accidente aéreo

La ministra de Fomento, Ana Pastor, ha reconocido que el pasado jueves, en Tenerife, pasó "uno de los peores momentos" de su vida cuando le comunicaron que un avión podía haber caído al mar en la costa de Gran Canaria, en lo que, finalmente, resultó ser una falsa alarma.

"Solo puedo decir una cosa: cuando se me dijo que posiblemente había un accidente, pasé uno de los peores momentos de mi vida, y fueron solo tres minutos", ha confesado Pastor.

La ministra ha dicho estas decalaraciones al final de su intervención en el Foro SER Canarias, cuando a través de las preguntas del público se le ha pedido que explique qué ocurrió la semana pasada para que el paso de un barco grúa por la costa de Gran Canaria llevara a pensar que un Boeing 737 había caído al mar.

Ana Pastor recibió esa noticia en la sede del Gobierno de Canarias en Santa Cruz de Tenerife, donde en ese momento compartía un cóctel con el presidente de la comunidad autónoma, Paulino Rivero, y directores de medios de comunicación, con ocasión de unas jornadas organizadas por la Asociación de Periodistas Europeos.

"Y cuando se me dijo que todo era una falsa alarma, también fue una de las mayores alegrías", ha agregado.

Pastor ha subrayado que "todo se quedó en un susto" y ha resaltado que, ante emergencias de ese tipo, las administraciones públicas "tienen todo protocolizado y actúan con rigor".

"Lo que podía haber sido un drama se quedó en un susto. Yo me quedo con eso: un minuto de zozobra y luego alegría y satisfacción", ha añadido la ministra de Fomento.

Todos los servicios de emergencia de Gran Canaria se movilizaron el jueves por la tarde ante los informes que indicaban que había un avión en el mar, llegados desde ciudadanos particulares, patrullas de la Policía que se habían desplazado hasta la costa e, incluso, dos pilotos de vuelos comerciales que acababan de despegar de la isla y que reportaban haber visto un Boeing 737 en el agua.

Minutos después, se descubrió que todo era una ilusión óptica: se trataba de un remolcador que arrastraba una barcaza grúa cuya silueta, desde la costa, parecía la de una aeronave.

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