El NutriScore pierde peso: una buena noticia para la dieta mediterránea

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La implantación del etiquetado NutriScore está cada vez más cerca de convertirse en un proyecto fallido. Su llegada a los productos españoles, afortunadamente, se ha ido diluyendo al mismo tiempo que el sistema ha ido perdiendo peso a nivel europeo. Este es el resultado de años de debate con respecto a las limitaciones del sistema. 

En los últimos meses, este modelo ha recibido críticas de todo tipo. Principalmente por no contar con suficiente evidencia científica que lo respalde. Pero este no es el único motivo por el cual NutriScore ha perdido popularidad. Las pésimas calificaciones que le otorga el sistema a productos tradicionales españoles como el aceite de oliva, quesos locales o el jamón ibérico, en contraposición a las buenas notas de productos malsanos como la gaseosa sin azúcar. El terrible impacto para la Marca España. El uso del sistema por parte de fabricantes para blanquear productos ultra procesados y mejorar su reputación. En fin, las razones son varias. A esto hay que sumarle el enfrentamiento que se generó en el seno del gobierno español y que hizo que el NutriScore se convirtiera en una cuestión de Estado.

Desde el comienzo, este proyecto ha sido promovido por el Ministerio de Consumo. El director de la cartera, Alberto Garzón, intentó durante un largo tiempo defender al modelo de etiquetado, a pesar de las críticas cada vez más abrumadoras. A finales de 2021, Consumo decidió llevar a cabo una campaña de promoción de NutriScore, pero las cosas no salieron cómo esperaban. “El Gobierno gasta 150.000 € en promocionar el semáforo de los alimentos que solivianta a los agricultores”, titularon los medios, dando lugar a una nueva polémica en torno a este etiquetado. Esto coincidió además con el creciente rechazo por parte de otros sectores del gobierno al sistema. Específicamente por parte del ministro de Pesca, Agricultura y Alimentación, Luis Planas, quien rechazó con firmeza la idea de implantar el etiquetado francés en España. 

Todo ello hizo que al cabo de un tiempo, las declaraciones públicas de Garzón con respecto a la adopción del NutriScore se fueran desvaneciendo. Tal es así que la fecha de adopción del etiquetado quedó colgando en el aire y todo indica que España ha cambiado de bando y se ha sumado al listado de países que están a la espera de que la Comisión Europea tome una decisión con respecto a cuál será el modelo que promoverá. Esto debido a que la adopción de un etiquetado frontal armonizado a nivel europeo forma parte de la estrategia comunitaria “De la Granja a la Mesa”. Por ende, será la Comisión la que tenga la palabra final. 

Si bien el NutriScore lideraba el ranking de favoritos, en el último tiempo el sistema francés ha sido desplazado del podio. Así ha quedado demostrado durante la celebración del evento “Future of Food and Farming” organizado por Politico en la capital francesa. En esta ocasión, se han discutido importantes temas relacionados con el futuro de la alimentación y la agricultura, desde asuntos relacionados con el acuerdo para exportar cereales a través del mar Negro, hasta el debate con respecto al etiquetado nutricional de alimentos. 

Este último tema fue abordado durante el panel “¿Etiquetar o no etiquetar?” del que participaron figuras como el diputado al Parlamento Europeo y ferviente opositor al NutriScore, Adrián Vázquez Lázara; la profesora de la Université Paris 13 y defensora del modelo francés, Julia Chantal, entre otras. Pero sin duda, lo que más ha dado qué hablar tras esta presentación ha sido la declaración de la Directora General Adjunta de Salud y Seguridad Alimentaria (DG Sante), Claire Bury, que ha dejado un impactante titular. 

No será NutriScore. “La Comisión no propondrá NutriScore como el etiquetado nutricional del bloque”, dijo con firmeza Bury ante la sorpresa del moderador, el reportero de Politico, Bartosz Brzeziński y del resto de los participantes. A su vez, Claire Bury dejó en claro que Bruselas está evaluando todos los sistemas de etiquetado , pero que no propondrá el NutriScore francés como el sistema para todo el bloque. Así, ha dejado la puerta abierta a la elección de un sistema alternativo como podría ser el recientemente presentado por las autoridades italianas, el etiquetado Nutrinform Battery. Este sistema fue desarrollado con el fin de superar las limitaciones del NutriScore y así evitar estigmatizar a los productos estrella de la dieta mediterránea, reconocida por sus múltiples beneficios para la salud. 

La representante de DG Sante también dejó en claro que la Comisión quiere evitar la polarización del asunto. Algo que será difícil de revertir, teniendo en cuenta la disputa que existe en torno al etiquetado francés. Para rematar, Adrián Vázquez Lázara expuso una incómoda verdad: los quesos servidos durante el evento obtienen una terrible calificación en NutriScore. De hecho, esta ha sido una de las primeras polémicas que surgieron en torno al NutriScore y es que el sistema francés, penaliza a los propios productos locales y tradicionales como lo son los conocidos quesos franceses. Hecho que llevó a los productores de quesos como el roquefort a manifestarse activamente en contra del etiquetado. 

Que el NutriScore no haya sido bien recibido en su propio país fue una importante alerta para el resto de los países vecinos. Pero vaya ironía, que ahora el NutriScore haya sido prácticamente enterrado en su propio hogar, tras las declaraciones de Bury en la capital francesa, allí desde donde los desarrolladores del sistema llevan a cabo una intensa campaña de promoción para lograr que el NutriScore se convierta en el etiquetado europeo. Hecho que, afortunadamente para los productores locales, para los defensores de la dieta mediterránea y para los consumidores europeos, está cada vez más lejos de convertirse en una realidad.