Los niños asesinados en Godella recibieron golpes "tremendamente violentos"

Ambos fueron golpeados en la cabeza con un objeto contundente ► El crimen podría haber sido cometido por una sola persona
El padre de los niños asesinados en Godella.MANUEL BRUQUE (Efe)
photo_camera El padre de los niños asesinados en Godella.MANUEL BRUQUE (Efe)

Los médicos forenses han declarado este viernes en el juicio por el asesinato de dos niños ocurrido en Godella (Valencia) en 2019 que Amiel presentaba las mismas lesiones que habría recibido tras caerse de un quinto piso o un accidente de tráfico, producidas por golpes "tremendamente violentos".

Cuatro profesionales del Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses de la Generalitat han declarado en la quinta jornada del juicio por jurado que se está siguiendo por estos hechos en la Ciudad de la Justicia de València.

Todos han coincidido en señalar que los dos pequeños murieron probablemente en las cercanías de la piscina que está situada a pocos metros de la casa en la que vivían con sus padres. El modo en que se produjeron los crímenes permite pensar que podrían haber sido cometidos por una sola persona, lo que no supone descartar la intervención de dos, han explicado también.

Aquellos golpes incluso llegaron casi a partir en dos el cráneo del niño, y fueron compatibles con que alguien hubiera golpeado al pequeño contra el borde de la piscina. Respecto a la niña, apuntan igualmente a que falleció también por traumatismo craneoencefálico severo, que le causó la muerte de modo muy inmediato. Fue producido por un objeto pesado, por ejemplo un palo o bastón.

Las muertes se produjeron entre las 22 y las 4 horas de aquel 14 de marzo, y ocurrieron en pocos minutos.

Los informes psiquiátricos forenses aportados a la causa, a los que ha tenido acceso Efe, consideran que Gabriel, el padre, no padece enfermedad ni deficiencia mental alguna, ni tampoco síntomas de trastorno de la personalidad; mientras que María, la madre, sí que presenta "una grave descompensación mental de tipo psicótico, que precisa de un ingreso psiquiátrico para su evaluación, diagnóstico y tratamiento".

El responsable de Homicidios de la Guardia Civil que desarrolló la investigación por este doble parricidio consideró en su declaración del jueves ante el jurado que es "poco probable", por las dimensiones de la casa en la que se produjo el crimen y el entorno tranquilo, "que uno de los dos progenitores matase a los niños sin que el otro lo supiese".

El fiscal pide 50 años de prisión (25 años por cada asesinato), con un máximo de 40 años de encarcelamiento, para el padre, y el mismo tiempo de internamiento en un centro psiquiátrico para la madre, por padecer esquizofrenia y tener alteradas las facultades que harían posible su imputación.

Aunque los acusados se echan la culpa mutuamente, la acusación pública considera que el padre fue, como mínimo, inductor, y que no es creíble que aquella noche durmiera sin enterarse de lo que estaba sucediendo con sus hijos.