Un matrimonio de Valladolid y sus once hijos se sobreponen al coronavirus

La primera en enfermar fue la madre y, detrás de ella, el resto de la familia. Ahora celebran que todos han pasado la enfermedad
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photo_camera Vecinos del Hospital de Contingencia de la Feria de Valladolid. NACHO GALLEGO (EFE)

Trece desayunos en la mesa, trece personas hacen turno en el baño y trece propósitos esperan para hacer el día a día más ameno. Un matrimonio de Valladolid y sus once hijos han pasado el coronavirus y afrontan el confinamiento en casa de la manera más positiva posible: en familia.

Como un equipo de fútbol han afrontado la enfermedad, defendiendo todos juntos y celebrando victoriosos cada vez que cesaban los síntomas en alguno de los miembros, todos ya sanos tras una victoria por goleada a la Covid-19.

La primera en enfermar fue la madre y, cuando dio positivo en el test, el padre ya se encontraba mal, por lo que el aislamiento resultó imposible. Uno a uno, los niños fueron enfermando, aunque en poco más de 24 horas se encontraban bien de nuevo, tras fases de fiebre, dolor de cabeza y vómitos.

Los más perjudicados fueron los padres, Irene Gervas con fuertes bajones físicos que le impedían salir de la cama y en teoría sin problemas respiratorios, aunque no descarta José María Cebrián, su marido, que los tuviera y no lo contara, ya que "las madres son de otra pasta". A él si le costaba respirar, pero lo peor fue "escuchar los llantos" de sus hijos y no poder ayudar.

Por suerte y aunque permanecen en vigilancia y con algún síntoma leve, ya están todos bien, la mejor noticia para celebrar este viernes el 15 cumpleaños de Carmen, la hija mayor. Esperan en la mesa una tarta que ha dejado un familiar en el ascensor y una pirámide de dónuts, que tras soplar las velas desaparecerá en menos de un minuto.

La situación la conocen bien porque es el cuarto cumpleaños confinados tras las celebraciones del 21, 24 y 27 de marzo y ya se pone fin a esta racha de aniversarios a la espera de la siguiente, que llega en mayo. Son días especiales porque por primera vez los viven los trece juntos sin otros familiares, pero al final ayudan a romper la monotonía del confinamiento.

Para sobrellevar el resto de días, cada uno tiene designada una tarea del hogar asequible para cuidar el piso de 170 metros cuadrados con cuatro dormitorios, tres baños, un salón amplio y una cocina generosa: "Grande para una familia normal, un poco justo para nosotros".

La familia ha celebrado cuatro cumpleaños en confinamiento

A la tarea se suma un objetivo personal que redunde en el beneficio de todos. Por ejemplo Carmen, la cumpleañera, solo puede enfadarse una vez al día, así que "tiene que aprovechar el momento". Uno de los hermanos tiene que chillar menos, otro no puede quejarse y hasta hay otro cuyo objetivo es no aburrirse.

"Todo el mundo sabe la tarea que tiene que cumplir y el objetivo por el que tiene que luchar. Evitamos que pase el tiempo sin hacer nada y así acabar en el tedio y aburrimiento, que al final no es nada bueno", comenta José María.

Para el abastecimiento es "vital" la ayuda de abuelos, tíos y primos, que dejan las bolsas en el ascensor cuando la compra es pequeña. En los envíos más grandes el hijo mayor, "encargado de Asuntos Exteriores", se enfunda los guantes y la única mascarilla de la familia para bajar a abrir la puerta del garaje y después subir la carga.

Es Fernando, de 14 años, el segundo tras Carmen y al que le siguen Luis, de 12 años; Juan Pablo, con 11; los mellizos Miguel y Manuel de 10 años; Álvaro, con 8; Irene, Alicia y Helena, de 5, 4 y 3 años de edad respectivamente y, por último, José María, el más pequeño con sus 18 meses cumplidos.

"Para nosotros es un privilegio ser muchos. Nos está ayudando a vivir esto mejor", explica José María Cebrián. Católicos practicantes, todos se juntan mañana y tarde para rezar en familia y así apoyarse en Dios y en la fe.

"Nos ayuda a relativizar la situación, estamos aquí como otra tanta gente confinada. Siempre hay alguien peor que tú, gente que está muriendo sola. Rezar nos ayuda mucho a vivirlo con calma, serenidad, buen humor y paciencia. Sobre todo, mucha paciencia, porque aquí es fundamental", ha detallado.

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